Entrevista a Raquel Rivera, Gerente de la Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid (ORCAM)
Nací en Ourense (Galicia), y aunque todo lugar de nacimiento es casual, es al mismo tiempo muy configurador y dice mucho sobre la persona en cuestión. Ourense es una ciudad pequeña y apartada de muchas influencias, si bien culturalmente rica. Todo esto ha determinado mi forma de ser y lo que hice posteriormente.
De entre las muchas cosas que me interesaban, decidí estudiar derecho en paralelo a mis estudios de violín. La música me permitió entrar en el mundo de la cultura, de la cual, por cierto, me empapé durante mi estancia en Roma gracias a una beca. En la capital italiana comenzó a concretarse en mí la idea de la gestión cultural.
De Roma pasé a Berlín, donde aprendí a poner en práctica dichas ideas. Allí descubrí el arte sonoro y fundé y dirigí el FASE (Festival de Arte Sonoro Español), al tiempo que impartía clases en una escuela de música. De vuelta a España redescubrí el derecho, concretamente el derecho de la cultura, e hice el Máster de la UNED/UC3M en esta materia. A partir de entonces sentí que poseía las herramientas necesarias para intervenir en el mundo de la música y acepté el cargo de Gerente de la Fundación Orquesta y Coro de la Comunidad de Madrid.
En Roma comenzó mi formación desde el punto de vista estético, en Berlín avancé en lo ético y metodológico, y finalmente en Madrid completé el ciclo en lo político, entendido como el arte de servir a la polis, es decir, a los ciudadanos.
Antonio Gómez Schneekloth. En diciembre de 2018 te convertiste en la nueva gerente de la ORCAM. Cuéntanos cómo llegaste a este puesto.
Raquel Rivera: Cuando me llamaron para ofrecerme el puesto de gerente de la ORCAM yo estaba trabajando en un despacho de abogados en el departamento de derecho de la cultura. Tú y yo ya lo hemos comentado en otras ocasiones: ¿qué es esto del derecho de la cultura? Sabes que cuando estalló la crisis del 2008 en España, yo aún vivía en Berlín y dirigía el FASE, es decir, el Festival de Arte Sonoro Español, e impartía clases en una escuela pública de música en Berlín, y estaba muy a gusto. Luego, por motivos personales, tuve que regresar a España y me encontré con una situación muy parecida a la actual en cuanto que había una crisis económica, y lo primero que se vio afectada fue la cultura, porque se pensaba que era lo menos importante. Fue entonces cuando descubrí que la cultura es un derecho fundamental constitucionalmente reconocido.
Empecé a trabajar en el Instituto Interuniversitario para la Comunicación Cultural (UC3M-UNED) y luego hice el máster en Derecho de la Cultura, considerando que es un derecho fundamental. Esto, como tal, obliga al estado a poner en marcha toda una serie de mecanismos sólidamente anclados sobre una base jurídica. Y justamente entonces fue cuando recibí la propuesta de hacerme cargo de la ORCAM, ya que lo que buscaban era a alguien con mi perfil. La ORCAM se hallaba en una situación difícil, y reorganizarla requería una intervención de un experto que además tuviera experiencia en el liderazgo musical, cosa que traje conmigo desde Berlín.
A.G.Sch: ¿Cuál fue tu punto de partida?
Raquel Rivera: Yo partí de dos premisas esenciales: el derecho a la cultura y a la libertad de creación, todo ello reconocido en la Constitución y con el convencimiento de que teníamos que dar un servicio público basado en estos dos pilares. La ley tiene cosas estupendas en España como, por ejemplo, la transparencia, la libertad de creación, la igualdad efectiva de las mujeres y los hombres, que es una ley orgánica, todo ello visto desde el prisma de la gestión de la música clásica. Si no hay orquestas y coros, difícilmente hay creación musical porque hace falta que la rueca gire. Y raramente habrá investigación o iniciativas, como la de la aplicación Beatik para la lectura digital de partituras, si no hay instituciones que se suban al carro de la innovación y de la creación nueva.
A.G.Sch: Lo primero fue entonces esclarecer el estatus jurídico
Raquel Rivera: Lo primero fue realizar un estudio exhaustivo de la situación. La JORCAM, es decir, la Joven Orquesta, y la ORCAM convivían con dos realidades muy diferentes, fruto de una desigualdad de estatutos. Además, ten en cuenta que nos hallamos ante una fundación del sector público que recibe financiación pública con la responsabilidad que ello implica. En definitiva, se requería una estructura jurídica de acuerdo con la normativa vigente y la realidad fáctica.
A.G.Sch: Entiendo. Todo esto te obligó a poner tu lado jurídico al servicio de la orquesta. ¿Has tenido tiempo de desarrollar algunas ideas artísticas o incluso a trazar un plan? Eres la responsable de que la ORCAM tenga ahora una nueva web, por ejemplo.
Raquel Rivera: Claro, era necesario afrontar una renovación integral de la imagen y de la gráfica. Al mismo tiempo se hicieron importantes reformas en el edifico: pintar, tapizar, cambiar las cortinas, etc. La papelería se cuidó muchísimo y de manera un tanto wagneriana en cuanto que se concibió todo como una obra de arte total. Ahora, la web de la Fundación ORCAM comunica no únicamente con el público real, sino con el potencial y el del mundo entero. Después nos dedicamos a realizar una labor muy exhaustiva de redes, mejorando la comunicación. La estética es importantísima porque es responsable de la primera impresión. Antes de entrar en la sala de conciertos te vas a encontrar con el folleto, con la web de la orquesta o la imagen del gerente. A mí me parecía de capital importancia cuidar este aspecto. Puse el acento en el discurso del «wozu», o sea, del «por qué» o «para qué». Fruto de ello fue el librito de la temporada con textos de Luca Chiantore, Alberto Bernal, Belén Pérez Castillo y muchos otros más. Me pareció fundamental toda la reflexión teórica para cuestionar lo que estábamos haciendo. Si no, estamos muertos. Pensemos en la señora que vive en Torrelaguna cuidando a su madre. Esa mujer también tiene derecho a que lleguemos a su casa.
A.G.Sch: ¿Me estás describiendo tu proyecto en términos globales, no es así?
Raquel Rivera: Mi proyecto con la ORCAM es un proyecto político y artístico, entendiendo lo político como la relación de las personas en la polis, en este caso a través de la música. Por tanto, en este sentido lo artístico tiene que estar al servicio de lo público. Y para ello hacen falta herramientas a las que dediqué muchísimo tiempo. Hemos creado una Escuela de la Escucha con la Universidad Nacional de Educación a Distancia, sabiendo que la educación lo es todo; hemos creado un nuevo ciclo de música de cámara en el Teatro de la Zarzuela, con especial hincapié en la creación de autoras femeninas, etc…
A.G.Sch: Volvamos al tema de las redes sociales, a las que tanta importancia diste desde el principio. Ahora, con la crisis del Corona virus se han vuelto imprescindibles. ¿Cuál fue tu primera reacción?
Raquel Rivera: Abrumadora. Nosotros, en ese momento, teníamos sobre la mesa unos proyectos increíbles. Estábamos a punto de celebrar un concierto sinfónico con el director de orquesta Baldur Brönnimann en colaboración con la revolucionaria aplicación de Beatik para la lectura digital de partituras, en lo que podríamos definir como una apuesta decidida por un futuro que a mí se me antoja inevitable e imprescindible. Teníamos, entre otros proyectos, a los Pequeños Cantores con la Orquesta Barroca de Friburgo en Madrid y Cuenca, al coro con la OCNE en el estreno de Hacia la luz de Sánchez-Verdú y en Tenerife con el Elías de Mendelssohn, además de una producción del Struwwelpeter con la JORCAM en los Teatros del Canal. Teníamos nuestras unidades a pleno rendimiento y de repente todo se fue al garete.
A.G.Sch: ¿Y?
Lo primero que pensé casi de forma inmediata después del susto fue «ahora la música es más necesaria que nunca.» Y así es como surgió el nuevo plan de comunicación basado en tres escenarios: el de confinamiento, el del distanciamiento social y el de la nueva normalidad. Todos ellos basados en tres pilares: la base afectiva, intelectiva y la musical.
Raquel Rivera: Quisiera hacer aquí un paréntesis e insistir en la magnífica colaboración con la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas, la AEOS, que ha creado un estupendo ambiente de compañerismo entre las orquestas españolas. Véase, por ejemplo, lo que montamos en Instagram con el título de Gestos cruzados. Para mí, el proyecto artístico consistió en volcarlo en el plan de comunicación y las redes sociales eran los nuevos auditorios, teniendo clausurados los auditorios reales.
A.G.Sch: A fecha de hoy se han aflojado bastante las medidas restrictivas de seguridad con respecto las COVID-19. ¿Tenéis algún plan a corto plazo?
Raquel Rivera: Antes de contestar a tu pregunta quisiera subrayar algo que tiene que ver con lo que dije al principio de esta entrevista. El artículo 149.2 de la Constitución recalca que «la cultura es deber y atribución esencial del estado». Sea dicho de paso que el término de «esencial» no aparece en ningún otro lugar de la Constitución. ¿Qué quiere decir esto? Quiere decir que, si hubiéramos sido fieles a la Constitución, en tiempos de crisis, al comenzar los recortes, la CULTURA (escrita ahora con letras mayúsculas), jamás hubiera podido ser objetivo de recortes, al menos no desde el inicio. Y pensé: ¿no sería este un punto de partida?
A.G.Sch: ¿Pero cómo materializasteis ese posible plan a corto plazo?
Raquel Rivera: Trabajando tanto a nivel digital con un plan de desarrollo de las redes muy ambicioso como en el ámbito de la música en vivo. El 11 de abril tocamos con un quinteto de cuerdas en un hospital de campaña como una muestra de solidaridad con los sanitarios. También hemos puesto en marcha un proyecto de musicoterapia a través de un convenio con el SUMA para la musicalización de las UVIs móviles de Madrid. Me siento especialmente orgullosa de este proyecto que comenzará en enero del año que viene. Es decir, nosotros ya estuvimos presentes con la música en vivo porque la música ha de estar y porque somos esenciales. ¿Qué más hemos hecho? Por ejemplo: un violonchelista y un quinteto de cuerdas de la ORCAM tocaron consecutivamente en los dos días de celebraciones para la reapertura del Museo del Prado. En esta nueva normalidad, las alianzas entre instituciones pueden y deben ir más allá de lo que fueron hasta ahora. Vamos a montar un festival de música de cámara en los jardines de nuestra sede, lógicamente con todas las precauciones sanitarias necesarias a través de un protocolo que le presentamos al INAEM desde la AEOS. El primero de estos conciertos se lo dedicaremos a nuestros vecinos en Hortaleza y los chicos del Centro de Menores no Acompañados serán nuestro primer público.
A.G.Sch: Me parece admirable la vertiente social que hay en los proyectos de la ORCAM. Así, sí queda plenamente justificada la afirmación de que la cultura y la música en concreto tienen que estar presentes en momentos tan difíciles y que son un alivio y una válvula de escape en términos psicológicos.
Raquel Rivera: La cultura nos hace seguir siendo personas. La Constitución dice en su preámbulo: «La Nación española (…) proclama su voluntad de promover el progreso de la cultura (…) para asegurar a todos una digna calidad de vida,» y esto creo que quedó demostrado durante el confinamiento. Frente al miedo propiciado por noticias alarmantes, algunas de ellas falsas, en el momento en que te pones a leer un libro, a pensar o a escuchar una sinfonía de Mozart, todo cambia. Ya no eres un ser gris y triste al albur de la actualidad.
A.G.Sch: Sobre el poder de la música y su capacidad de «amansar a las fieras» saben mucho en Londres desde que realizaron aquellos experimentos con música clásica sonando en algunas de las estaciones de metro más conflictivas a partir de 2003. El Sunday Times habló entonces de un descenso de los robos del 33%. Eso da mucho que pensar, ¿no te parece?
Raquel Rivera: Muchísimo. El día en que asistieron tres sanitarios a un concierto en los jardines de nuestra sede y vi cómo les caían las lágrimas, lo recordaré siempre como uno de los más emotivos de toda esta crisis. Fue un concierto que se celebró a puerta cerrada para hacer un video que regalamos a las enfermeras y a los enfermeros. En aquel momento habría sido imposible ninguna violencia, porque fue un momento de comunión con otra realidad en la que no puede surgir el mal.
Entrevista realizada por Antonio Gómez Schneekloth, crítico musical y ensayista y corresponsal de Doce Notas
____________________________
- Entrevista al Cuarteto de Leipzig, de gira por España en entrevistas
- Julian Martin, director artístico de la VIPA en entrevistas
- Amin Maalouf, un libretista del siglo XXI en entrevistas
- Víctor Medem, director de La Filamónica Sociedad de Conciertos en entrevistas
- Las Noches Clásicas del Olivar: Música de cámara entre olivos ... en música clásica
- Pablo González dirige a la Orquesta Sinfónica Freixenet en el ... en música clásica
- Javier Perianes celebra el Día de la Música con los ... en música clásica
- Yamato, ‘El poder de la fuerza humana’, llega al Teatro ... en notas
dejar un comentario
Puedes escribir un comentario rellenando tu nombre y email.
Puedes usar las siguientes etiquetas y atributos HTML: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>
comentarios
No hay ningún comentario aún, ¡Sé el primero en comentar!