Daisy, de Rodrigo García en el XXXII Festival de Otoño a Primavera
Rodrigo García regresa a la capital con una de sus más recientes creaciones, Daisy, una mezcla de lenguajes escénicos donde se rebela contra las nuevas tecnologías. Podrá verse los días 29, 30 y 31 de mayo en los Teatros del Canal.
Actual director del Centro Dramático Nacional de Montpellier-Languedoc-Rosellón (Francia) desde enero de 2014, el que fuera el enfant terrible del teatro contemporáneo español en la década de los 90 regresa ahora a España con un montaje lleno de rigor y madurez, que protagonizan en estado de gracia dos de sus actores fetiches, Juan Loriente y Gonzalo Cunill.
Rodrigo García (Buenos Aires, 1964) visita de nuevo el Festival de Otoño a Primavera de la Comunidad de Madrid tras su revolucionaria Muerte y reencarnación en un cowboy, obra que pudo verse en el festival en el año 2010. Con un lenguaje depurado, la escritura del controvertido director y dramaturgo exalta nuestros miedos y nuestras inercias, riéndose de lo que enfada y molesta, con una poesía llena de rabia, tierna y desnuda. A través de sus textos y de su aguda escritura, García muestra su desconcierto ante lo absurdo del quehacer cotidiano y se afana en derrumbar los muros impuestos por las estupideces de una sociedad que considera monstruosa.
En Daisy hay danzas con perros, caracoles, tortugas, cucarachas vivas y centollos y un cuarteto de cuerdas que interpreta a Beethoven, pero hay también mucho más de lo que, a primera vista, se puede apreciar en escena, todo el poso que el texto logra dejar en la mente y en los sentidos de cada espectador. Con esta nueva obra, el lenguaje escénico de García mezcla sensaciones que hacen evolucionar con una gracia devastadora sus fieles intérpretes, Juan Loriente y Gonzalo Cunill.
Con Daisy, García vuelve a apelar al espectáculo poético con un texto que no tiene nada de agradable ni de conformista. El artista se preocupa por la pérdida de las palabras, al tiempo que se rebela contra las nuevas formas de lenguaje de los teléfonos inteligentes y sigue interesando en la tecnología, el arte contemporáneo y la performance, todos ellos protagonistas de nuestra sociedad posmoderna.
Una de las grandes figuras del teatro contemporáneo europeo
Nacido en Argentina pero afincado en España desde muy joven, Rodrigo García es no solo dramaturgo, sino también videasta, performer y director de escena. Creador atípico que conjuga en sus espectáculos elementos del pasado y de la cultura popular de hoy, García ha desarrollado un lenguaje teatral propio y siempre sorprendente que, para alegría de sus muchos incondicionales, este mes de mayo puede verse de nuevo en Madrid con Daisy, tras una gira mundial que desde 2013 ha llevado la obra por escenarios de Francia, Alemania, España (en 2013 visitó el Festival Temporada Alta de Girona) y otros países de Europa.
Fue en el 1989 cuando Rodrigo García fundó la compañía La Carnicería Teatro, con la que ha realizado numerosas puestas en escena experimentales, buscando un lenguaje personal, alejado del teatro tradicional. Sus referencias son inclasificables y atraviesan los siglos sin preocuparse por la cronología: García lleva al público de manera desordenada hasta Quevedo, el poeta del Siglo de Oro español, pero también hasta Beckett, Céline, Thomas Bernhard, Buñuel o, incluso, Goya en su periodo oscuro. Actualmente, es el director del Centro Dramático Nacional de Montpellier-Languedoc-Rosellón en Francia, puesto que ostenta desde enero de 2014 y que ha supuesto una notable vuelta de tuerca para el estilo de programación del espacio.
Como él mismo afirma, el autor se niega a encerrarse en una forma de teatro escrito únicamente para los especialistas y que funciona con códigos y dogmas. Su escritura se inspira en lo cotidiano, en la calle en la que creció, en ese barrio popular de las afueras de Buenos Aires, rodeado de amigos destinados a convertirse en obreros o albañiles. García sueña con un teatro en el que cualquiera pueda abrir la puerta, sin quedarse dudando en el umbral.
Entre su prolífica producción, resuenan títulos como Aproximación a la idea de desconfianza (2006), Arrojad mis cenizas sobre Mickey (2006), Cruda, vuelta y vuelta, al punto, chamuscada (2007), Versus (2008), Muerte y reencarnación de un cowboy (2009) o Gólgota picnic (2011). Su escritura es una prolongación de la realidad, en la que se inspira de manera considerable; su fuerza reside en la dimensión poética que le otorga. Sus personajes pueden soltar brutalidades, hablar en argot. Con sus creaciones, García evita la caricatura fácil y rehúye de cualquier naturalismo. Sus personajes se complacen en una decadencia del pensamiento, se las apañan como pueden para existir y fingen creer que su banal existencia es de las más originales.
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