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Paul Lewis © Josep Molina

Para ello, su incombustible director artístico Josep Lloret y su nueva gerente Montse Faura, rehuyendo las vanidosas fórmulas de glamour mediático y localidades a precio estratosférico, proponen una atractiva programación pensada para seducir a los melómanos más exigentes y, a su vez, atraer a nuevos públicos con propuestas sumamente singulares. Todo ello bajo la insignia del flamante auditorio de la Costa Brava, bautizado como Espai Ter.

Los oídos más exigentes, gustarán de reencontrarse con formaciones de primer nivel internacional como lo son el Quartet Casals, la Europa Galante de Fabio Biondi, la Akademie für Alte Musik de Berlín, la Camerata Salzburg o Le Concert des Nations de Jordi Savall, así como con genios del piano como Paul Lewis, Alexei Volodin, la hermanas Katia y Marielle Labèque, el austriaco Ingolf Wunder, el madrileño Luis Fernández Pérez o el veterano Juaquín Achúcarro, todo un clásico del certamen. No faltará tampoco, la apuesta por jóvenes valores emergentes del país y por la recuperación del patrimonio musical, con propuestas como de la orquestra del festival, Acadèmia 1750,o la del conjunto barcelonés Banchetto Musicale. Aunque la voz no será la gran protagonista de esta edición, podrán escucharse voces solistas, como la de la emergente soprano debutante Laia Frigolé o la de la aragonesa Marta Almajano, así como el atractivo coro de chicas belgas Scala & Kolacny Brothers.

La oferta de clásica se complementa con la apertura a nuevos géneros como el jazz, que será el protagonista de seis sesiones que tendrán lugar en el vecino municipio de L’Estartit a cargo de prestigiosos solistas y formaciones internacionales. Cuatro conciertos pensados para público familiar y originales propuestas como la del Laboratorio de creación de artes escénicas o las de Jordi Molina, Pere Pau Ximenis y el Quartet Insòlit podrán el acento en la sensibilización musical y la experimentación de nuevas fórmulas artísticas.

A pesar de las inclementes tijeradas del presupuesto cultural, tanto por parte de las instituciones públicas como del mecenazgo privado, la continuidad y la supervivencia de propuestas como las del Festival Torroella de Montgrí, impulsado por la entidad de Juventudes Musicales local, son un auténtico milagro de la militancia artística y el activismo cultural.