El Centro Académico Infantil de Montalbán, sede metropolitana de las orquesta infantiles de Caracas, acogió este inusual concierto en el que los instrumentistas árabes, israelíes y españoles escucharon con asombro y admiración como trescientos sesenta y cuatro músicos venezolanos, con una edad media de catorce años, interpretaban la Sinfonía nº 1 de Mahler.
De esta forma quiso José Antonio Abreu dar a conocer a Daniel Barenboim y a los músicos del West-Eastern Divan los resultados del sistema que fundó en Venezuela hace ahora treinta y cinco años y que ha demostrado sobradamente que la marginación social no es un obstáculo para el talento musical. Abreu alabó al inicio de la actuación la “labor de civilización a través de la música que realiza el West-Eastern Divan” y señaló las analogías que existen entre ambos proyectos en su búsqueda de la integración y la inclusión social y cultural.
Para Abreu, ambos proyectos quieren “convertir la música, más allá de la estética, en un instrumento de desarrollo humano, social y para la paz”. Por su parte, Daniel Barenboim, que anunció su deseo de colaborar en el futuro con el Sistema Nacional de las Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, reconoció que proyectos como el de Abreu “no utilizan la música para fines sociales, sino que le dan a la música su verdadera dimensión”.
La formación liderada por Barenboim se encuentra de gira en Latinoamérica tras los conciertos ofrecidos en Jaén, Córdoba y Madrid. La Orquesta West-Eastern Divan conmemora este año el Bicentenario de la Independencia de las Repúblicas Iberoamericanas con una gira que, con el apoyo de la AECID y el Ministerio de Cultura, le llevará también, tras su visita a Santo Domingo y Venezuela, a Ecuador, Colombia y Argentina.