
Gustavo Beytelmann © Jean-Baptiste Millot
Hablamos con Gustavo Beytelmann, célebre compositor, pianista y maestro argentino que ha sido uno de los mejores contribuyentes a la evolución del tango. Aprendió a tocar el piano a temprana edad e ingresó a los 13 años en una orquesta de baile donde su padre tocaba el violín y donde pronto adquirió las habilidades de un músico de tango profesional.
Tras sus estudios de piano, armonía y composición, se embarcó en una intensa carrera escribiendo música para cine, trabajando como pianista y arreglista y actuando con varios conjuntos de jazz. En 1976, se trasladó a París y se unió a Astor Piazzolla en su gira europea. Junto con Juan José Mosalini y Patrice Caratini, fundó un trío que actuó en Europa y Estados Unidos durante doce años. Desde 1993 se ha concentrado en su trabajo como compositor y ha sido Compositor residente en Dijon (1995/1998) y Guebwiller (2002/2003). Ha sido director artístico del Departamento de Tango del Conservatorio de Rotterdam desde 1996, y ha impartido clases magistrales en las universidades de Seattle y Bellingham (EE. UU.) y regularmente en la Academia de Música de Mónaco. En 2008 fue Compositor residente en el Festival de Moritzburg en Alemania.
Muy bien comenzar con Duke Ellington, más que al jazz ligero y bailable de Cab Calloway el homenaje se rinde a gran compositor del jazz Duke Elllington. ¿Cuánto hay de él en Piazzolla en cuanto transformador de una música popular y de baile en otra de escucha “abstracta”?
Creo que la relación entre Piazzolla y Ellington no es textual, es más bien el hecho de que ambos han tenido esta doble idea y común: la primera, es el convencimiento del valor intrínseco de la música que defienden y sus posibilidades estéticas, y la segunda, la necesidad artística de ambos de ensanchar esas músicas.
¿Cuánto de la música elaborada de Ginastera y cuánto de tango “arrabalero” hay en el tango de Piazzolla?
La síntesis está clara. Desde mediados de los años 20 del siglo XX, hay interés por los músicos de tango, por las músicas nuevas, populares, pero no ignorantes. Piazzolla no es original yendo a estudiar con Ginastera, porque la mayoría de la gente de su edad y más mayor hacía lo mismo, estudiaron con otros maestros de forma académica. Pero lo que Piazzolla consigue es una síntesis integrando ciertos elementos de su educación académica al proceso de ampliación o ensanchamiento del universo tanguero. Se nota en las proporciones, sus piezas son más largas que las que, normalmente, las orquestas de tango tocan. También en el tipo de tratamiento, donde Piazzolla no es original; hay otra gente en el mismo periodo que se ocupa de las mismas cosas, pero pudo concretar más rápidamente que otros y pudo plasmar una idea muy precisa de cómo él escuchaba la música que él quería defender.
¿El acercamiento a Gerry Mulligan lleva a Piazzolla a terrenos del jazz cool de Miles Davis y Gil Evans o a Sketches of Spain?
Uno de los elementos clave para entender la música esencial de Piazzolla es que es un niño nacido en la Argentina y criado en Nueva York. Desde los 3 hasta los 18 años, fue un pequeño americano. La música que él escuchaba era la música local, el 80 por ciento era jazz, su gusto nunca fue desmentido. Piazzolla era un habitual del jazz club que visitaba a finales de los años 40. Las sesiones de jazz se hacían los lunes porque era el día que las orquestas no tocaban y Piazzolla no faltaba nunca como espectador, no como músico. Era una música que toda su vida le interesó y estuvo cerca de él, aunque no se haya servido de esa música para su expresión artística.
En los 80 el acercamiento de Piazzolla a la “clásica de Europa” – temas, homenajes, estructuras compositivas, actuaciones- ya parece definitiva. ¿Eso fue debido a su maestría con el bandoneón o por su valor compositivo y energía?
El reconocimiento de Piazzolla por capas alejadas del tango estaba ligado a la voluntad de Astor de ser reconocido por un grupo humano que fuera mucho más allá del tango, que fuera reconocido simplemente como músico. Piazzola sí creyó que su música tenía lugar en el medio de las músicas clásicas, fue una idea que defendió siempre y al final terminó venciendo resistencias y encontrando un lugar durable en el repertorio de las músicas que se tocan hoy en las salas de conciertos.
Su mujer nos contaba hace unos años que era “imperioso” en la composición, la música salía a borbotones ¿Se reconocía como “latino” en el sentido de pertenecer a la cultura del sur de Europa, Italia y España?
Sí, totalmente de acuerdo. A Astor la música le venía muy fácilmente, era una bestia de trabajo, dormía poco (eso lo descubrí en las giras), se acostaba tarde y se levantaba temprano y trabajaba todo el día sin parar. Se cansaba rápidamente del repertorio que tocaba, pero era capaz de renovarlo en tres o cuatro días, se encerraba, y escribía hora y media de música en pocos días. Era un auténtico tour de force y algo sorprendente. Y después, fue un hombre latino como dicen hoy, aunque no sé qué quiere decir exactamente, no fue un nórdico, porque, aunque vivió 15 años en Nueva York, estuvo marcado por el hecho de que vivió en Little Italy y, si bien hablaba un inglés de Nueva York, él nunca vivió ni tuvo aspiraciones de pertenecer a un mundo anglófono. Si bien lo del tango es una imposición, porque el tango decidió que él fuera su servidor y no lo contrario.
¿Qué desafío resulta para el piano una música con un componente rítmico y de impromptus tan importante?
Eso me interpela a mi como pianista. Lo esencial es conocer a fondo los códigos y las convenciones que presiden esa música y en el caso de Astor, el 90 por ciento de las cuestiones que habitan su música están relacionadas con el tango. Las respuestas pasan también porque hay que conocer el telón de fondo. Yo conozco los códigos de cómo Astor desarrolló un estilo que le pertenece, conozco las convenciones de ese estilo, pero conozco lo que hizo Astor de nosotros y lo que él es. Detrás de todo esto está el tango.
Europa y el tango. ¿El amor es una razón materno filial o es un enamoramiento entre iguales?
Los argentinos, por nuestra propia constitución sociológica, siempre hemos vivido como europeos del sur de Europa. Cuando yo llegué a París en el 76 no necesité demasiado para conocer esta ciudad. No sabía hablar francés, pero conocía la literatura francesa, había tocado a Debussy, Ravel, Couperin, la pintura no me era extraña, la mayoría de las cosas me eran familiares. No creo que Piazzolla haya vivido de forma diferente su relación entre Europa y Argentina o el punto donde él viviera. Hemos navegado y seguimos navegando en un territorio común y el tango es producto de esta aventura planetaria que hace que haya un punto abajo al final del mundo que promete pan, libertad, trabajo… la gente va con un billete de ida y terminan encontrando no solo un lugar sino dejando marcas de ellos mismos en ese lugar. El tango es eso, es un prodigioso espejo fragmentado donde las comunidades más diversas pueden sentirse representadas.
¿Cómo reciben las nuevas generaciones de músicos europeos esta música en la que todo nos remite a la gran ciudad que es Buenos Aires, tan grandiosa como nuestro París, pero dotada de un submundo del que surge el tango, más cerca de Nueva Orleans que de los grandes bulevares?
La mayoría de los colegas con quien yo tengo comercio en Europa descubrieron este continente de música, exigente desde el punto de vista artístico, pero al mismo tiempo generoso en los aspectos de la expresión. Es una música fuertemente expresiva, de intérprete donde éste tiene un lugar importante y tiene su palabra. Es una música suficientemente joven para no estar anquilosada y que ofrece una posibilidad real y consecuente de poder apropiárselo y hacer de ese territorio un lugar propio.
Patagonia Express Trio. © Peter Adamik
Gran hallazgo los hermanos Bohórquez ¿han sido alumnos suyos o el tango estaba ya en sus orígenes uruguayos?
Un poco de historia. Los hermanos Bohórquez si bien baten pabellón alemán, son hijos de un señor peruano y una señora uruguaya. No solo el castellano fue un pan cotidiano en la formación de estos dos niños, sino que los productos culturales de esa América latina del sur incidieron en su vida. Cuando viajaban e iban a Montevideo, la familia escuchaba tango, tocaban… ellos no hicieron esfuerzo para llegar, fue parte de su realidad. La suerte es que sean inmensos músicos y tengan un interés y una consciencia real de que esta es una música con ambiciones artísticas con la que vale perder el tiempo porque gratifica y deja cosas. El privilegio es mío de poder tocar con gente de este nivel y con este grado de consciencia de las posibilidades musicales del tango
¿Será posible escuchar este disco en auditorios de Europa y América?
Es nuestro deseo. Una aclaración que para mí es importante es que nosotros descubrimos un interés de tocar juntos y un espacio en común que se dio alrededor de la música de Piazzolla. Grabamos el disco, pero no estaba en nuestros cálculos que saliera en el 100 aniversario. Lo hicimos sobre todo por gusto. Descubrimos que el disco nos representa y nos gustaría compartirlo con la mayor gente posible. Si las condiciones de seguridad sanitaria nos lo permitieran, iríamos a tocar hasta a la Antártida.
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