Doce Notas

Pelléas en el crepúsculo

lirica  Pelléas en el crepúsculo

Pelléas et Mélisande. Cortesía Teatro Real

Pelléas et Mélisande, la única ópera compuesta por Debussy, y que cuenta con libreto de Matterlinck, fue estrenada en 1902 y es una obra fundamental por su lenguaje renovador y por su ruptura con las formas tradicionales donde la melodía está más presente en la orquesta que la voz. Partiendo del simbolismo, los personajes se mueven en el doble mundo del inconsciente y la realidad.

En este doble mundo se mueven la enigmática Mélisande que se irá interpretada por Camilla Tilling que puso voz con gran éxito al ángel de San Francisco de Asis (estrenada en el Real el pasado mes de junio), y que estará acompañada en el papel del idealista Pelléas por Yann Beuron y por Laurent Nauri que cantará el rol del torturado Golaud.

La puesta en escena la firma el siempre solvente Bob Wilson que plantea su personal visión de la obra. «Mi mundo es el teatro y odio el naturalismo porque trabajar sobre un escenario debe ser artificial, si se intenta hacer natural, queda más artificial aún». Partiendo de esta premisa, Wilson ha trabajado también para crear un espacio «donde se pueda escuchar mejor la música, porque escuchar lo que ocurre es muy importante y la escenografía debe ayudar a escuchar mejor que si se tuvieran los ojos cerrados y eso es bastante dificil».

Sylvain Cambreling comentó al respecto de la música que para Debussy en esta obra la naturaleza es muy significativa y eso se refleja mucho en el sonido del viento, en el mar, en la luz, el sol o los bosques y los instrumentos «nos han de enseñar que detrás de esa aparente calma hay mucho movimiento». En cuanto a la dificultad para la orquesta, recordó que esta obra es un reto porque «necesita un refinamiento, buscar la presión exacta sin llegar a abrurrir».

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