Estas palabras abren el prólogo del presente libro y pertenecen a Canto de amor y muerte (1987) de Peter Conrad; afirmaciones acerca del fenómeno operístico que pueden ser consideradas como un punto de partida para reflexionar sobre el mismo. Ver una ópera, en directo, hoy en día, supone unos mecanismos tan complejos que no debería dejar de asombrarnos cada una de las representaciones. Debido a las preguntas que surgen alrededor de este fenómeno, este libro trata de proporcionar herramientas para analizarlas y responderlas.
En los diez capítulos se analizan temas relativos a la programación, la producción técnica y artística, el público y la difusión, la financiación, la dirección, organización y gestión; las tensiones y crisis recientes y las opciones estratégicas y perspectivas, así como la influencia del propio edificio como factor clave para el éxito de las compañías y los teatros de ópera institucionales.
El libro compara el método de gestión europeo y americano resaltando las debilidades y fortalezas de cada uno de ellos, estudiando las diferentes cuestiones culturales, administrativas, financieras y de gobierno a las que tienen que enfrentarse los teatros y compañías de ópera. Se trata básicamente de ver cómo sus diferencias radican en cuanto al sistema de financiación, a las estructuras organizativas y a la implicación de las autoridades públicas en la provisión de la cultura, ya que la pasión por este medio artístico, la determinación en cuanto a proporcionar cultura a una determinada ciudad y buscar la excelencia artística es similar en ambos continentes. Sobre todo aporta un conocimiento mutuo a ambos lados del Atlántico, para, con vistas a esta situación tan precaria que vive el mundo del arte, se pueda producir una colaboración y entendimientos entre los diferentes países.
Concretando el contenido de los capítulos hay que poner de manifiesto que en el primero de ellos, “Los teatros de ópera: clases y diversidad”, se ofrece una descripción de las diversas clases de teatros en función de las cifras que manejan. En algunos casos pueden existir pequeñas discrepancias ya que el periodo de trabajo duró desde el 2006 hasta el 2010.
“La programación: riesgos y compromiso de cara al futuro”, segundo capítulo que trata sobre los directores generales y su cometido, así como de las decisiones que ellos consideran más relevantes: la programación, la elección de títulos para cada temporada.
El capítulo tres y cuatro, titulados “La producción técnica y artística” y “El público y la difusión”, respectivamente, analizan las diferencias en cuanto a número de representaciones, el modelo a seguir, bien de repertorio o bien de temporada, y el hecho de intentar maximizar los ingresos derivados de la venta de entradas, tratando de llegar cada vez a un público más amplio, el público del mañana. Iniciativas como la emisión de estrenos en alta definición (HD) en 2006 por parte de la Metropolitan Opera de Nueva York tiene sus pros y sus contras. La mayoría de los teatros de ópera desarrollan actividades dirigidas al público joven prácticamente en todas partes. Se elaboran y ponen en práctica iniciativas destinadas a los sectores universitarios y escolares, así como las entradas de último minuto con descuentos importantes.
El edificio del teatro en sí es un factor clave que se analiza en el capítulo quinto y que influye directamente en las decisiones que se han de tomar a la hora de programar. Las limitaciones físicas, su arquitectura e instalaciones pueden facilitar o descartar la alternancia de producciones.
Los capítulos seis y siete muestran los vínculos entre los métodos y las fuentes de financiación, y entre el gobierno y la organización. Llevan por título respectivamente, “La financiación de los teatros de ópera” y “Dirección, organización y gestión”.
Para responder a la pregunta ¿podemos aprender de las crisis? está el octavo capítulo, titulado “Tensiones, conflictos y crisis recientes”. No en vano, pues, como todo el mundo sabe, ya desde el principio el Teatro Real se inauguró en 1850, y justo dos años después cerró por ruina económica.
Las representaciones, las opciones estratégicas y las diferentes perspectivas guían el capítulo noveno: “Rendimiento, opciones estratégicas y perspectivas”. Y por último, el décimo, “El panorama operístico en España a principios del 2012”, como decíamos al principio, se hace cargo de los teatros de ópera españoles, confirmando que se sitúan entre el modelo americano y el modelo alemán. Dada la crisis económica, financiera y política que estamos viviendo a nivel mundial, los teatros españoles se enfrentan a grandes desafíos artísticos y económicos. El análisis de su situación presente confirma las conclusiones de todo el libro: «es muy poco probable que el futuro de los teatros de ópera se parezca a su situación pasada… será necesario rehacer modelos económicos y artísticos para que puedan sobrevivir.» Pero, bueno, eso ya se veía venir.