Doce Notas

Sin contar la música. Ruinas, sueños y encuentros en la Europa de María Zambrano

Y, con todo, apenas he dicho nada de esta joya bibliográfica que viene al mundo de la mano de una autora que, gracias a haber compartido con ella los bancos del Conservatorio de Madrid, puedo asegurar que existe.

Y es que resulta asombroso encontrar esta maravilla de análisis, esta profundidad panorámica que corta el aliento tras una firma que a la inmensa mayoría del público no le dice nada. La reseña de contraportada nos dice que: “Situado al margen de la historiografía hegemónica, este libro revela otras historias imprescindibles”.

¡Asombroso! ¿Existe una historiografía hegemónica? ¿Existe simplemente una historiografía si hablamos de España? Yo no la veo. Afortunadamente, hay aventuras que redimen. Este libro palpitante, profundo, ameno, de extensísima visión cultural y de una lucidez estremecedora está aquí para echarnos a la cara unas cuantas cosas.

En primer lugar. ¿Cómo es posible su existencia desde una modestia tan radical? ¿Cómo es posible que, en este país, donde se ha elogiado hasta la náusea y se ha recomendado como regalo de navidad un libro de un filósofo en horas bajas que apenas constituye una historieta subjetiva de la música; cómo es posible, repito, que un libro así pase desapercibido? Un país es pobre no solo cuando no tiene cosas sino cuando no sabe lo que tiene. Se podría decir algo así de la propia María Zambrano y de no pocas producciones de mujeres, que sin alzar la voz pueden llegar a asombrar por la contundencia de la discreta inteligencia.

Entre los muchos méritos de este libro no es el menor la extraordinaria fluidez narrativa, la plasticidad de lo que cuenta, que parece surgir de una película idealizada. El periscopio desde el que se observan los claroscuros del siglo XX es siempre María Zambrano, pero el panorama es tan despejado que se ven todos los pequeños detalles, los gestos y las miradas, cuando no los propios pensamientos.

No diré más. Solo insisto. Adquieran este libro, devórenlo y recomiéndenlo a quien lo merezca. Quizá sea el único libro que merezca la pena conservar si una contingencia nos privara de todos los demás, que si hablamos de música no serían muchos. Un libro que marca época y que reconcilia con el pensamiento.

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