Doce Notas

El espectáculo de la Ley de Espectáculos

jazz y mas  El espectáculo de la Ley de EspectáculosEl asunto es de importancia para todos los ámbitos culturales de disfrute público: teatros, auditorios, museos, exposiciones, grandes recintos al aire libre, se usen de forma permanente o no. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que las leyes autonómicas de espectáculos suceden a las “normas de policía de espectáculos” del periodo predemocrático y su posterior adaptación, bajo tutela ya del Ministerio de Cultura, a las condiciones políticas y sociales de la democracia, permitiendo y regulando, por ejemplo, los grandes festivales musicales que se producen en España.

Son leyes necesarias, que garantizan en lo posible los derechos del ciudadano frente a las habituales “triquiñuelas” legales, los atajos, tan queridos por promotores de espectáculos del “ancient regime” más amigos de lo ajeno que de la obra bien hecha.

¿Qué regulan estas leyes? ¡TODO! Son exhaustivas, desde la publicidad a las instalaciones pasando por la seguridad, emplazamientos, medidas medioambientales, garantías de las entradas vendidas, protección civil, prevención de riesgos, aforo, distribución de los espectadores en el recinto, iluminación, necesidad de medicalización durante el espectáculo, fianzas y licencias, controles, inspección, sanciones… absolutamente todo.

Tienen un problema: si las administraciones que emiten la licencia de actividad son los organizadores (ayuntamientos, por ejemplo) no hay otra administración diferente que inspeccione… es más, si organiza la concejalía A no es inspeccionada por la que detente las competencias. Un coladero, vamos.

¿Cómo es posible que se hayan incumplido tantas normas en el Madrid Arena? Seguramente porque esta labor inspectora de las autoridades municipales no se ha hecho efectiva al tratarse de un recinto municipal, aunque el promotor sea privado. La promoción en webs municipales del “evento” no ha ayudado, en mi opinión, a tener una mirada distanciada y fría del hecho a inspeccionar. Demasiada confusión de intereses.

El hecho es muy serio, como lo fueron los acontecimientos décadas atrás en discotecas de Madrid, Buenos Aires. Conciertos de rock, etc.

¿Pasa en recintos menores? Si, pasa. Recordemos el Liceu, incendiado por una soldadura en tareas de reparación del telón… todos hemos visto fallos en focos, por ejemplo.

El asunto está haciendo que se limiten por ejemplo los puntos de venta de las entradas, ha sido uno de los mayores fallos en este luctuoso acontecimiento, se ha doblado el aforo, han aparecido casi 17.000 entradas, supongo que muchas de ellas falsas. Lo mismo que se han reforzado las medidas de seguridad de escenarios al aire libre (Canadá) o las gradas de algunos recintos (Mérida). La gran movida musical tecno de Alemania, con personas fallecidas por no haberse puesto las autoridades en el peor de los supuestos de ocupación y circulación de los espectadores, hacen reflexionar constantemente. Pero vemos que no lo suficiente a nuestros responsables políticos y técnicos.

Los ingleses cuentan que llevan más de un siglo sin teatros incendiados… allí los desalojos no se ensayan y se producen periódicamente de manera inesperada. Las inspecciones no se avisan, están a cargo de los bomberos y protección civil y se producen a cualquier hora del día, o de la noche, sin previo aviso… de paso se comprueba si los protocolos funcionan.

Nos jugamos mucho todos en que esta ley funcione bien. Algunos no lo han contado.

Ójala que sea la última vez que la diversión, el entretenimiento y la cultura sean una mala noticia. No necesitamos más malas noticias en el campo del ocio, el entretenimiento y la cultura. Ya tenemos a Wert para eso.

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