Doce Notas

Gerard Mortier expresa en un libro su “pasión” por la ópera

Gerard Mortier

Escrito al final de su etapa parisina, el autor analiza en sus páginas el cargo de director de un teatro de ópera como un auténtico compromiso intelectual que, lejos de la pura gestión, «debe tener como misión principal concebir la temporada operística como un todo coherente».

Según expresa Mortier en el libro, la selección de los títulos en una temporada de ópera, «no está regida por el azar o por el simple gusto del público, sino que es fruto de un complejo proceso en el que deben tenerse en cuenta factores como las voces, la puesta en escena, el contexto histórico-cultural de la ciudad y el país que acoge la representación, el autor y, por encima de todo, la obra en sí».

Mortier, en la presentación del libro, ha reflexionado sobre el público y lo que se le debe ofrecer en una programación dentro de un centro operístico. «Rechazo convertir las temporadas de ópera en un supermercado en el que cada uno se sirva lo que quiera porque creo que el público no es sólo consumidor, es una comunidad y la programación debe hacerse para el conjunto del público».

En Dramaturgia de una pasión, el nuevo director artístico del Real parte, además, de la base de que el operístico es un género claramente urbano y «obligatoriamente» político, que no sólo debe producir un goce estético, sino «conmover al espectador, remover su conciencia y propiciar la reflexión».

«Vivimos en un tiempo en el que la gente cree que disfrutar del arte debe ser fácil, pero yo pienso que exige un esfuerzo, por eso apuesto por una programación más contemporánea. Es lo que yo llamo el contraconsumismo».

Además de incluir un capítulo sobre la evolución del espacio arquitectónico del teatro de ópera, en sus páginas se ponen de relieve sus principales ideas: alejamiento de la figura del divo, atención a la ópera del siglo XX y a la creación contemporánea, poco interés por el belcantismo y el verismo o el posicionamiento a favor de los montajes escénicos «no historicistas», además del papel que juegan los medios de comunicación dentro del panorama de la ópera

De Salzburgo a Madrid pasando por París
El primer hito de la carrera de Mortier (Gante, 1943) lo constituye su paso por el Teatro de la Monnaie de Bruselas, del que fue director general de 1981 a 1991 de donde pasó al Festival de Salzburgo, al que estuvo vinculado hasta el año 2001.

Director fundador de la Trienal de Rruh en 2004 se hizo cargo de la dirección de la Ópera National de París, puesto que ha ocupado hasta 2009. Desde septiembre de 2010 es director artístico del Teatro Real de Madrid del que presentó hace unos días la primera temporada que abrió con Eugenio Onegin y que incluirá títulos como Ascenso y Caida de la ciudad de Mahagonny de Weill o San Francisco de Asis, de Messiaen.

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