The Bukowski Project. ©Mark Bruzet
Como quiera que se llame o deje de llamar, (parece ser que es Festival de Otoño en primavera), el festival se ha consolidado como uno de los más significativos tanto a nivel nacional e internacional y este año trae espectáculos que se desarrollarán tanto en la capital (en espacios como los Teatros del Canal, la Casa Encendida, Teatro Circo Price, Sala Cuarta Pared o las Naves del Español-Matadero de Madrid ) como en municipios de la Comunidad de Madrid (Alcalá de Henares, La Cabrera y San Lorenzo de El Escorial).
De las 32 producciones 24 son internacionales y proceden de países como Alemania, Argentina, Australia, Bélgica, China Estados Unidos, Nueva Zelanda, Finlandia o Francia.
En el apartado de danza destaca la presencia de Philippe Decouflé con el espectáculo Coeurs croisés que ha sido calificado de “music hall desenfrenado” (cercano al «burlesque»).
Bien diferente es la propuesta de Rocío Molina que une su talento al de Carlos Marquerie para la creación de Cuando las piedras vuelen, un montaje de flamenco con gran fuerza visual y potencia estética.
La danza se mezcla con el teatro y con la música en 32 rue Vandenbranden, de la compañía Peeping Tom donde la frontera entre lo real y lo imaginado se difuminan.
Otro de los platos fuertes del festival es el circo contemporáneo con Le Cirque invisible y Le cirque imaginaire de Victoria Chaplin.
El festival tampoco se olvida de la música y propone en este apartado el trabajo de Ute Lemper y Mario Gas que juntos se adentrarán en un viaje a través de la poesía de Charles Bukowski en The Bukowski Project.
Al margen de la programación, en la presentación ha habido espacio para la controversia por el citado baile de estaciones de la que Aguirre ha salido al paso con un «de sabios es cambiar de parecer» (con un cierto acento madrileño y lo que ese acento conlleva).
El director del Festival Ariel Goldenberg ha racionalizado un poco más ese cambio de parecer. «Ha habido cambios de calendario en todos los festivales sobre todo con el comienzo de la actividad de los teatros del canal», ha justificado.
Lo que no dejaron del todo claro a los periodistas es si este cambio será totalmente definitivo («pronto habrá elecciones y será después cuando se evalúe qué cambios se pueden hacer», señaló Goldenberg).
Con lo cual, no se sabe si dentro de unos años habrá primavera en otoño u otoño en primavera, todo dependerá de si se quejan o no los empresarios privados y, sobre todo, si Madrid en Danza se hará definitivamente este otoño. Otro festival que ha dejado de hacerse en su fecha habitual, como su nombre indica, desvirtuando, por otro lado, su esencia de coincidir en fechas con la conmemoración del día Internacional de la danza que es el 29 de abril. Por mucho que se quiera, esa fecha sí que es inamovible.
Al menos el cambio de fechas ha sido para bien en un aspecto: Del anterior festival de otoño a éste se ha incrementado ligeramente el presupuesto (de 2,5 millones de euros ha pasado a 2,7).