Doce Notas

Salome en el Teatro Real

Salome. ©Fondazione Teatro Regio Di Torino. Cortesía del Teatro Real

Se trata de una coproducción con el Teatro Regio de Turín donde tuvo un gran éxito en su estreno y ofrece una original lectura de la obra del compositor alemán.

Robert Casren, que ya trabajó en el Real en Diálogo de Carmelitas y Katia Kabanova, ha planteado una singular visión de Salomé que despoja a la joven protagonista de su carga diabólica presentándola como un producto del entorno disoluto en el que crece. En esta producción, la escena tiene el ambiente kitsch de la antecámara de la sala acorazada de un casino de Las Vegas.

En la presentación a los medios de comunicación, Carsen subrayó que Salomé «no es un monstruo, es una víctima que ve en la figura de San Juan Bautista la única forma de escapar del entorno insano en el que ha crecido».

El director de escena ha planteado la acción en la ciudad de las Vegas porque «al igual que en la época bíblica, es un entorno donde la envidia, la vida licenciosa y los excesos son elementos esenciales, y además también hay desierto».

Jesús López Cobos es el encargado de dirigir una partitura que se va a tocar por primera vez con la plantilla original de 95 músicos.

En cuanto a la música, López Cobos subrayó que con ella, Strauss «nos da el carácter de la protagonista, que es una víctima». Y en cuanto a la forma de dirigir está opera, comentó que «según Strauss, se debe dirigir como música de Mendelssohn, conteniendo mucho a la orquesta, algo a veces difícil porque hay momentos en los que los cantantes, si no alzo bien las manos, no me ven».

Esta producción incluye dos repartos encabezados por Nina Stemme y Annalena Persson en un papel «muy difícil» en el que, además, deberán bailar la danza de los siete velos que en esta versión tiene un toque especial. «bailarán alrededor de siete viejos que se van quitando los velos de sus cabezas para ver a Salomé, lo que simboliza que la perversión está más en los ojos del que mira que del que enseña», ha comentado López Cobos.

Salome (1905) supuso la consagración de Richard Strauss como operista tras una importante etapa como compositor de poemas sinfónicos.

La trama de la ópera, inspirada en la historia bíblica de Salomé y Juan el Bautista, escrita por Óscar Wilde en 1896, se centra en la confrontación entre la sexualidad adolescente de la princesa y la integridad ascética del profeta en el contexto de desenfreno y depravación moral de la corte del tetrarca Herodes Antipas.

Cuando se estrenó en Estados Unidos en la Ópera del Metropolitan, hubo una crítica tan feroz por parte del público que tuvieron que cancelarse las presentaciones posteriores. (criticos musicales afirmaron que fue debido no tanto por el tema disoluto que planteaba como por las disonancias musicales que impregnaban la partitura de Strauss).

Sin embargo, su estreno austriaco, en la ciudad de Graz, (en 1906) al que asistió la alta burguesía de la época (hasta el mismo Mahler acudió a ver el estreno de su colega) tuvo una gran acogida (para el que quiera conocer con exhaustividad este acontecimiento, que le eche un ojo a las primeras páginas de El ruido eterno, el mediático libro de Alex Ross).

A partir de ese momento, y con los años, ha sido una de las piezas paradigmáticas de su autor y una de las más preferidas por el gran público.

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