La presencia de Chopin en la obra de Falla es perceptible en momentos muy definidos de su carrera. En primer lugar, en sus inicios como compositor, muy ligados al maestro de piano José Tragó, que había estudiado en París con Georges Mathias, discípulo a su vez del propio Chopin.
La ópera cómica Fuego fatuo es un claro exponente de la huella de Chopin en la primera madurez de Falla, poseedor ya para entonces de una voz profundamente personal. La partitura quedó inédita e incompleta, pero demuestra la influencia del compositor polaco en Falla.
Como se puede ver en la exposición, la Balada de Mallorca también tiene claras reminiscencias chopinianas. Compuesta por Falla durante su estancia en Palma de Mallorca, se trata de una libre transcripción coral de parte de la 2ª Balada de Chopin.
Esta exposición enmarcada en las actividades del Año Chopin 2010, al que se ha unido el Auditorio Nacional es posible gracias a la colaboración del Archivo Manuel de Falla, el Instituto Polaco de Cultura y el Ayuntamiento de Granada.
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