Doce Notas

Carlos Cuesta, desde España para Vietnam

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Carlos Cuesta

Hay otros intereses en este músico formado en Madrid, París, y en la Pierre Monteaux School para directores (Maine, EEUU). Podrían resumirse en llevar la música clásica a donde no es tan fácil acceder a ella, buscando brindar no sólo sonidos sino también formación tanto a músicos como al público, al mismo tiempo que realiza una importante labor de difusión de música española y contemporánea. De esta forma, igual lo encontramos dirigiendo orquestas de Vietnam o Suramérica (es Premio Nacional a la Excelencia Artística y Profesional 2001, de Argentina), como de Madrid, o al Atelier Gombau, orquesta de cuerdas que fundó para trabajar minuciosamente el repertorio contemporáneo y, especialmente, el español.

¿Cómo surge su relación con Vietnam? Empezó en Shangai, donde dirigí un concierto de música española que organizó la Sociedad General de Autores y Editores. Ahí conocí a Maricruz Alonso, representante de esta sociedad en Asia. Ella me puso en contacto con la Embajada Española en Vietnam, y me invitaron a dirigir otro concierto de música española, que salió muy bien, con la Orquesta Filarmónica de Hanoi. Mi relación con la orquesta y con la embajada fue muy buena, y repetimos la experiencia al año. Después, la embajada y la Academia Nacional de Música de Vietnam, superestructura a la que pertenece la Filarmónica de Hanoi, me pidieron realizar un proyecto de más largo alcance (dos años y al menos cuatro conciertos), que me ha convertido en una especie de principal director invitado. Así, fui una tercera vez, en marzo, a iniciar este proyecto, y volveré en diciembre y en el año 2010.

¿En qué consiste este nuevo proyecto? Se ideó como proyecto del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación español, que nos apoya en todo. Busca elevar el nivel musical de la Orquesta Filarmónica de Hanoi. La vida musical de Vietnam ha estado aislada durante bastante tiempo. Ahora tienen muchísimas ganas de abrirse hacia fuera, de ponerse en contacto con el mundo. Pero no tienen un presupuesto grande para directores. Necesitan del apoyo exterior.

¿Qué música interpretará allí? El primer concierto fue más sinfónico y romántico, e incluía Rachmáninov, el Concierto de Aranjuez de Rodrigo, con José Antonio García Fuertes como solista, y un estreno vietnamita. El segundo se dedica a la música lírica; el tercero es de música sinfónica clásica, y haremos la Novena de Beethoven; y el último se dedica a música escénica (danza, donde quizá hagamos El sombrero de tres picos, algo de Esplá, y alguna obra de un compositor de ahora). Son cuatro programas muy diferentes para trabajar partes diversas del repertorio.

Es un proyecto también educativo… Sí. De hecho, siempre que el presupuesto lo permita, voy acompañado de profesores que he creído convenientes para dar clases en la Academia Nacional de Música. Por ejemplo, el guitarrista García Fuertes ya estuvo, y estará en el mes de diciembre también, trabajando como profesor, porque hay más de mil alumnos de guitarra en Hanoi. Están un poco despistados, porque aunque tienen muchas ganas, no tienen mucha relación con el repertorio. Tratamos de cubrir las partes donde pueda haber más carencias y problemas en cuanto a formación.

¿Qué importarías de Vietnam?El gran entusiasmo que tienen por aprender, por tocar bien, por un mundo que en Europa tenemos demasiado fácil y manido, porque aquí está todo rodeado de posibilidades. A veces es difícil bregar contra ciertos problemas de organización, de infraestructura o de costumbres. Es un público diferente, nuevo: la gente de allí no ha tenido la oportunidad de ir a muchos conciertos. Pero, aunque te das cuenta de que muchas veces no saben cómo reaccionar, es bonito su entusiasmo y lo que significa para ellos esta novedad.

En Vietnam ha dirigido algunas obras contemporáneas. También es director del Atelier Gombau. ¿Está especialmente interesado en la música nueva? Desde luego. Toda mi vida he estado en contacto con ella, como intérprete y director. Fui director siete años de la Orquesta de Santa Fe, Argentina, y allí creamos unos encuentros de música contemporánea hispanoamericana, y fue una de las cosas más bonitas que he hecho. Reuníamos a compositores españoles, como Luis de Pablo o García Abril, por ejemplo, con compositores de Suramérica, como Alfredo Rugeles, por citar alguno, y tocábamos su música.

¿Qué opina de la música nueva en España? Está en el mejor momento de su historia. Se ha normalizado muchísimo su presencia en conciertos y circuitos. Ojalá se normalizara más, porque eso haría que conviviera de igual a igual con la música anterior. Me gustaría que desapareciera el término “música contemporánea”. Que la música sea música. Hay compositores jóvenes de gran valía, que tienen la posibilidad de componer, porque cuentan con apoyos y encargos. Hay tres o quizá cuatro generaciones de compositores conviviendo. Por supuesto, junto a los grandes músicos hay menos grandes o flojos, como en todas las profesiones. El tiempo irá filtrando unos de otros.

¿Qué le recomienda a los jóvenes que quieren ser músicos profesionales? Arriesgarse y no decir que no a las oportunidades que se presenten, sean donde sean.

Atelier Gombau

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