Doce Notas

Ese músico que llevo dentro

libros  Ese músico que llevo dentroEn mi caso Cortázar, Kafka o Harold Pinter se han salvado de este patrón de conducta. Pienso ahora en Coltrane, Reich, Stockhausen, Ligeti, Mingus… Tampoco han desaparecido de mi dieta intelectual. Pues bien, el título de la obra fue un atractivo fuerte: El músico que llevo dentro. Justo como yo me veo a veces. Este es el caso. Mis lecturas previas dieron con ese alma musical de Carpentier: Ecue-yamba-o!, sobre la tradición musical negrocubana, El Arpa y las Sombras, El siglo de las luces, El recurso del método, El reino de este mundo –sobre las tradiciones negro-haitianas- y especialmente Concierto Barroco y La Consagración de la Primavera. De estas lecturas hace décadas, algunas más de dos. Puedo incluso precisar la librería de Valladolid en las que adquirí algunas de estas obras. Carpentier fue educado en París donde pasó su niñez, adolescencia y primera juventud frecuentando los círculos surrealistas y vanguardistas, tanto en los aspectos plásticos como en los musicales y literarios. Ese fue el gran background personal con el que llegó de nuevo al Caribe: Cuba y Venezuela, lugar de exilio hasta que triunfó la revolución. Sus escritos describen como nadie al caudillo antillano y caribeño que abraza el credo revolucionario como consecuencia de Las Luces y se ve obligado por el pragmatismo y la necesidad de la realpolitk de hacer lo contrario de aquello por lo que han luchado. ¿No os suena esta melodía para Cuba y la actual Venezuela?

Si alguien piensa que precisión, economía de palabras y poesía están reñidas, aquí tiene la prueba palpable de que esto es así para el común de los mortales literarios –todos nosotros- pero no para determinadas deidades como Alejo Carpentier.

Breves y concisos artículos para El Nacional, Caracas, en los años 50 hasta el triunfo de la revolución cubana en 1959, año en el que vuelve a la isla. En ellos analiza el clasicismo y la vanguardia musical de la época; la composición, los intérpretes, los directores, el estado de la cuestión musicológica, el teatro musical y la música en los teatros, la reflexión musical más avanzada: la formación de intérpretes, la formación de espectadores, el problema del público formado. Lecciones magistrales encapsuladas en las pocas líneas que la prensa cede a los comentarios musicales. Lo sé por experiencia: hoy 10 líneas, mañana 20.

Claramente decantado por las vanguardias y su relación con épocas musicales anteriores: romanticismo, clasicismo, periodo barroco, va desgranando sus comentarios sobre Stravinsky, Schoenberg, Berg, Bartok, Webern, Varese –para el que escribió el libreto de una ópera- o los “jóvenes airados” de Darmstad y sus reacciones contra el establishment serialista –Stockhausen, Cage, Nono, Berio-. No olvida poner el acento en la necesidad de no romper la continuidad musical: de Bach a Mozart, de Beethoven a Wagner, Debussy, Ravel… Tradición y vanguardia son imprescindibles… Seguimos avanzando en díadas que se resuelven, algo parecido a las “tesis” marxianas.

Acaba el libro con un interesante estudio sobre música y literatura y una cita memorable de Lewis Carroll, en palabras de Alicia: “I´m never sure what I´m going to be, from one minute to the other”. Todo cambia… constantemente. Gracias Alejo, una lección más de periodismo musical. Una gozada de lectura.

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