Pero, al margen de la tipología de los personajes, este libro dedica más de la mitad de sus páginas a las óperas de Mozart, y no pocas, ya que desfilan comentarios de títulos como Las bodas de Fígaro, Don Giovanni, Così fan tutte, Idomeneo y La flauta mágica. Como es sabido, sólo en la última de las citadas podemos encontrar “hechiceras” dignas de tal nombre. De hecho, el libro se compone de dos grandes capítulos: “Mozart” y “Usurpaciones y revueltas”. En la segunda parte se analizan con buen hacer literario y agudas observaciones sobre lo operístico a personajes como Poppea (Monteverdi), Alcina (Haendel), Romeo (Bellini), Manon (Puccini, Massenet), Ariana y Barba Azul (Dukas), Electra (Srauss), así como varios personajes de E.T.A. Hoffmann.
De todos los personajes analizados, Starobinski extrae lecciones de un comportamiento extremo, lindando con lo mágico, y muestra hasta qué punto son caracteres esencialmente operísticos. A través de su revisión el lector encuentra muchas de las claves de la historia de la ópera y alcanza la sospecha de que la “anormalidad” de expresarse cantando es el mejor recurso para expresar todas las “anormalidades” del comportamiento humano (o mítico).
Es, en fin, un texto de una amenísima erudición y una justificación del poder de seducción de la ópera misma como género. De hecho, es quizá la mejor explicación del propio título, ya que las verdaderas “hechiceras” son las óperas. En realidad, el título original francés, “Les enchanteresses”, no contempla el subtítulo español, “Poder y seducción en la ópera”, pero una traducción literal (Las encantadoras), incorrecto sin duda, englobaría todos los sentidos. Estamos, en suma, ante una miscelánea que hará las delicias de los aficionados a la ópera y a la literatura y que, de paso, ilustra bien el sentido de la ópera. Hay, además, excelentes ilustraciones sobre los personajes mágicos de La flauta mozartiana, lo que nos sugiere que quizá el libro naciese a partir de una reflexión sobre esa cima de la hibridación de personajes y sentimientos.