Doce Notas

Antonio Márquez: un bailarín de raza

A los 18 años comenzó en el Ballet Nacional, formando parte del cuerpo de baile, ascendiendo a solista, primer bailarín, para finalizar como estrella invitada. En 1995 decidió formar su propia compañía, y desde entonces no ha parado de cosechar grandes éxitos en todo el mundo.

¿Qué recuerdos guarda del Ballet Nacional? Muchos, muchísimos, 15 años bailando en la misma compañía no se pueden olvidar de golpe. Fue una época fantástica, sobre todo los primeros años, ya que trabajé con los mejores maestros.

Doce años al frente de su compañía, ¿no ha pensado nunca en tirar la toalla? El Maestro Granero me ayudó a superar la crisis profesional que tuve cuando me echaron del Nacional. Él me animó a formar la compañía, y debutamos con una creación suya, en el Teatro de La Maestranza, de Sevilla, consiguiendo un gran éxito, pero el camino no fue nada fácil. Por supuesto, que muchas veces he pensado en tirar todo por la borda, pero me paraba a pensar en el público y me olvidaba de los berrinches, además he tenido la suerte de contar siempre con el apoyo de mi mujer, Eva Leiva, a la que sinceramente se lo debo todo.

¿Cómo es posible ser más famoso en Italia que en su propio país? Quiero pensar que son cosas del destino. Actuamos por primera vez en 1998, con muchas dificultades, ya que las condiciones de algunos teatros no eran las idóneas, pero pegamos el pelotazo, y ahora cada año volvemos dos o tres veces a los mejores teatros, como por ejemplo la Ópera de Trieste.

Muchos artistas utilizan la prensa rosa para conseguir la fama. No me gusta ese tema, ya que me dan escalofríos ver lo que hacen con su vida privada para promocionarse. Siempre he pensado que cuando tomas ese camino es como meterte en un embudo, al principio es muy ancho pero luego tienes que tragar mucho. Desde mis comienzos he tenido muy claro que la fama sólo se consigue en los escenarios.

Toda su carrera ha estado marcada por el famoso Zapateado de Sarasate. Sí, es un solo que me ha acompañado durante todos estos años. A pesar de que lo he bailado cientos de veces, ninguna ha sido de la misma forma, ya que la intensidad del baile siempre tiene mucho que ver con el estado anímico con que te encuentres.

Su nuevo espectáculo, que ahora presenta en Madrid en Danza, está dedicado al gran Antonio. A los 9 años tuve la suerte de ser alumno suyo, y desde entonces he tenido una gran admiración por él. Esa gran leyenda del siglo XX, sin duda ha sido el mejor bailarín que ha dado la danza española, por su temperamento, duende y arte. Tampoco podemos olvidar su labor como pedagogo y como coreógrafo, ya que tuvo la capacidad de mover un gran número de bailarines con pasos precisos, ricos y variados, todo ello perfectamente sincronizado. Después de mucho pensarlo, el año pasado decidí hacer este espectáculo como homenaje a este gran genio y al mismo tiempo dedicárselo a todos aquellos bailarines, maestros y coreógrafos que han dedicado su vida a la danza española.

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