
Era con Cifu el decano del jazz en Madrid, sin desmerecer para nada la generación siguiente de músicos, promotores discográficos y de conciertos. Cuando el jazz no era cosa ni de hippies, ellos ya estaban en la pomada.
Nació en Almería y allí volvió al jubilarse; a finales de los 60 estaba ya en Madrid y se hizo cargo de las actividades culturales del Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid, en adelante “El Johnny”, propiedad de Caja de Ronda en su día y adscrito a la Universidad Complutense como otros colegios mayores muy conocidos en ambientes culturales, Elías Ahuja por ejemplo, muy utilizado por el teatro independiente de la época.
“Actividades Culturales” en esa época era pedir permisos al gobierno civil de Madrid, al Ministerio de Información y Turismo, llevar la lista de canciones o asegurase de que el libreto teatral había pasado la necesaria censura, resolver los papeles de Menores y Autores…mañanas enteras de gestiones kafkianas que creo que resolvíamos porque éramos jóvenes y con dormir cinco horas teníamos ya las pilas cargadas.
Asociación cultural adscrita al colegio -no olvidemos que entonces una asociación cultural la fundaban solo personas físicas, cinco concretamente- dedicada a las actividades culturales para los allí alojados y el resto de universitarios y que por su afición al flamenco y el jazz pudo ampliarse a otros estilos musicales -clásica, cantautores, contemporánea- y teatro… no estoy tan seguro que el cine o la literatura estuvieran bajo el radar de su fino olfato social y cultural.
En alguna publicación leí que, a parte del hecho de permanecer abierta la residencia por la noche para los residentes -solo varones y así no entro en detalles-, en alguna ocasión “los grises” llegaron a entrar para detener a algún activista político.
Como “Club de Música y Jazz” del que fue fundador y coordinador desde su creación en octubre de 1970 pudo presentar a artistas como Camarón de la Isla, Enrique Morente, Tomatito, Niño Josele, Paco de Lucía, Joaquín Sabina, Carlos Cano, Luis Eduardo Aute, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Mercedes Sosa, Chet Baker, Diana Krall, Tete Montoliú, Chick Corea, Winston Marsalis, Dizzy Gillespie, Jorge Pardo, Bebo Valdés, John Zorn, Paquito D’Rivera…. Una nómina impresionante para muchos organizadores y aficionados. Una labor por la que el club recibió en el año 2011 la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.
En los años 90 fundó Cultyart, empresa de promoción y producción de espectáculos y Management que se mantuvo activa hasta 2012.
El escenario del ‘Johnny’, en la Ciudad Universitaria madrileña, fue testigo del último concierto Camarón de la Isla seis meses antes de su muerte en julio de 1992. “Él venía de Nimes y estaba muy cansado. Dijo que no iba a actuar, pero Tomatito le dijo: ‘No podemos hacerle esto a Alejandro, con lo que está haciendo por el flamenco’.
Andrea Barrionuevo le dedicó el documental ‘Club de Reyes’, disponible en Filmin, con más de una veintena de entrevistas, como las de Tomatito, El Gran Wyoming, Miguel Ríos, Estrella Morente y de los ya desaparecidos Javier Krahe, Juan Claudio Cifuentes, ‘Cifu’; Luis Eduardo Aute y Juan Diego. Un legado recogido además en ‘La leyenda del templo’ (Escalera, 2015), libro con edición de edición de Daniel Ortiz Peñate y Talía Luis Casado.
Estuve no más de media docena de veces en el Johnny, tenía allí dos amigos: Alejandro Reyes y Agustín G. Merayo, los dos ya se fueron. Una pena. Era llamarles o dejarles un recado de la Asociación de Amigos del Jazz de Valladolid y encontrarte en la taquilla con una invitación. Hemos intercambiado ideas, reflexiones y carteles de jazz por Facebook en estos últimos años. Siempre generoso, tranquilo y sabio.
So long, Alejandro.
____