Doce Notas

Los maestros montserratinos inauguran la decimocuarta edición del FeMAP

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Un año más, el Pirineo catalán va a contar con una rica y variada oferta musical de conciertos de pequeño y mediano formato en donde el contenido se ve realzado sustancialmente por el encanto natural y patrimonial del continente que lo acoge.

Ermitas, santuarios, refugios de alta montaña, claustros, iglesias, lagos; conjuntos patrimoniales de 41 municipios van a albergar un total de 54 conciertos de música antigua, complementados con una nutrida oferta de actividades culturales. La producción inaugural que pudimos escuchar el pasado 6 de julio en el Santuario del Miracle (Riner) fue un proyecto propio del FeMAP enmarcado en el contexto de celebraciones del milenario del Monasterio de Santa Maria de Montserrat, a cuya orden pertenece la comunidad que tiene cuidado de este encantador y recóndito santuario del Solsonés.

El programa del concierto estuvo centrado en los maestros antiguos de la escuela de Montserrat, principalmente en el primer compositor del cual se ha conservado obra: Joan Marc -o March- (1582-1658). Natural de un pequeño municipio (Arbeca) de la comarca leridana de Les Garrigues, Joan Marc inició su formación en Montserrat y la amplió en una prolongada estancia en la capital del reino, donde llegó a suceder a Tomás Luis de Victoria como organista en el convento de las Descalzas Reales de Madrid. Posteriormente, regresaría a Montserrat donde se haría cargo de la escolanía y llegaría a ser puntualmente abad. A pesar de que gran parte de sus obras se han perdido, las pocas composiciones conservadas revelan un amplio dominio de los recursos expresivos tardo-renacentistas y cierta familiaridad con las fórmulas retóricas que ya atisban los afectos de la incipiente estética barroca. Así pudimos apreciarlo en la interpretación de su magistral Requiem a 8 voces a cargo del conjunto vocal dirigido por Marc Díaz y bautizado con el mismo nombre del compositor: Ensemble Joan March.

La pulcrísima labor de los intérpretes -de impecable afinación, enviable sonoridad y unición estilística- nos permitió descubrir otras joyas musicales como el motete O crux del también monje montserratino Miguel López (1669-1723), de raíces aragonesas. Así mismo, pudimos escuchar alternados un par de números de dos oficios de difuntos del genial Joan Cererols (1618-1680), quien fuera discípulo aventajado del propio Joan Marc. Dos propinas sacras redondearon la audición musical: Pare Nostre de Odiló Planas y Second Eve de Ola Gjeilo. El incomparable marco de la iglesia y el retablo tardo-barroco del Miracle hicieron el resto, cuajando una velada de profundo calado artístico.

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