Doce Notas

Jordi Savall: 10 años del sello Alia-Vox

En su más reciente proyecto discográfico, Jerusalem, muestra una vez más su voluntad de diálogo, reconocida hace unos meses por la UNESCO al nombrarle “Artista por la Paz”. Hace diez años fundó su propio sello discográfico, Alia-Vox, y se planteó erigirse en testimonio musical de “otras voces” olvidadas. Hasta el momento ha conseguido salir indemne del estado de incertidumbre que lleva tiempo aquejando al sector del disco.

No sé cómo valora, y si le afecta, la crisis del disco. No lo parece, a tenor de los cinco o seis registros por año que ven la luz en Alia-Vox.
En Alia-Vox hemos dado prioridad a lo musical, por encima de criterios económicos, y eso nos ha permitido realizar proyectos de gran calidad.
Es cierto que hay una crisis real, con un descenso de más de un 50% de las ventas en los últimos cinco años. Nosotros, gracias a un público muy fiel y cada vez más numeroso (estamos presentes en unos 45 países), hemos terminado el año 2008 aumentando las ventas más de un 15%.

Ha conquistado el corazón del gran público, pero algunos musicólogos siguen resistiéndose a sus propuestas, a las que achacan falta de rigor.
La música es ante todo un arte, no una ciencia exacta. Si algo hemos aprendido en más de 40 años de dedicación a la defensa de obras olvidadas, es que nunca hay una verdad única y que la autenticidad absoluta es una utopía. El indispensable rigor en la búsqueda de todos los elementos que condicionan el estilo propio de cada época es un punto de partida, nunca un fin en sí mismo. En todas las músicas, incluidas las llamadas “antiguas”, el arte empieza cuando el intérprete, después de haber asimilado todos estos conocimientos, tiene capacidad y libertad creativa para expresar y comunicar con emoción y sensibilidad toda la belleza contenida en la partitura.

Habrá sido una gran satisfacción para su esposa, la soprano Montserrat Figueras, y para usted, haber sido nombrados por la UNESCO “Artistas por la Paz”.
Aparte de las actividades especiales que ya hemos realizado durante el año 2008 relacionadas con el diálogo intercultural, junto a las que llevaremos a término en 2009 sobre los temas Jérusalem, Mare Nostrum, Istambul 1710, o Da Pacem, y la difusión de los ideales de la UNESCO, nuestra responsabilidad principal es la de mostrar a través de nuestros conciertos, grabaciones, escritos y actividades pedagógicas, el poder de la música como vector esencial del diálogo intercultural, y del acercamiento entre Oriente y Occidente.

Otros abanderados del diálogo Oriente-Occidente, como Barenboim, comienzan a mostrar su escepticismo sobre la convivencia de culturas musicales como medio para lograr la paz. Los últimos acontecimientos en Oriente Próximo parecen corroborar esta idea, ¿cómo los vive usted?
Creo que justamente la actual situación en Gaza y Oriente Próximo hace aún más necesario realizar proyectos interculturales en los cuales se pueda mostrar que la comunicación es posible y positiva para todos. Eso hemos tratado de llevar a cabo en Jérusalem, y créame que no es una utopía reunir en una grabación a más de 40 músicos de diferentes orígenes (judíos, palestinos, turcos, armenios, griegos, sirios, marroquíes, afganos y europeos) y constatar que somos capaces de dialogar, de entendernos, y de conseguir una armonía total. Es un maravilloso ejemplo de lo que se puede conseguir en condiciones de respeto mutuo, gracias al poder de la música y del diálogo intercultural.

Salir de la versión móvil