
Christie y su conjunto historicista Les Arts Florissants son ya un clásico de las temporadas musicales en la capital catalana, principalmente en el Palau de la Música Catalana y, más recientemente, también en el Gran Teatre del Liceu. Precisamente en este último escenario, el pasado verano, el maestro galo se aventuró con una versión coreografiada de otro gran título escénico de Henry Purcell, Dido & Aeneas, que también tuvimos oportunidad de comentar en estas páginas. Para la presente ocasión, el elenco vocal corrió a cargo de la academia Le Jardin des Voix. integrada por un conjunto de jóvenes intérpretes especializados en el repertorio barroco, cuya excepcional labor canora se vio complementada por los bailarines de la prestigiosa Compagnie Käfig.
A pesar de anunciarse como una versión semiescenificada, el movimiento escénico fue incesante, con una intrincada complicidad entre cantantes y bailarines, quienes, puntualmente, aunaban acciones. Si bien en algunos momentos las acrobáticas coreografías concebidas por Mourad Merzouki rayaron la sobreactuación, el resultado global fue de una vibrante y jovial interpretación, gracias a la entusiasta entente entre movimientos y sonidos. El reparto vocal integrado por los jóvenes Paulina Francisco (soprano), Georgia Burashko (mezzosoprano), Rebecca Leggett (mezzosoprano), Juliette Mey (mezzosoprano), Ilja Aksionov (tenor), Rodrigo Carreto (tenor), Hugo Herman-Wilson (baríton) y Benjamin Schilperoort (baix-baríton) no pudo ser más homogéneo e impecable estilísticamente, lejos de cualquier atisbo de divismo o de exhibicionismo gratuito.
Por lo que al conjunto instrumental y la dirección musical se refiere, la elegancia, la pulcritud y el vitalismo made in Christie se impusieron desde los primeros compases sin solución de continuidad. Al finalizar, el entusiasmo de los intérpretes impregnó al público que abarrotaba las butacas del Auditori Espai Ter, desatándose una sonora y prolongada ovación.
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