Doce Notas

De nuevo el sufrimiento al palcoscenico: María Callas. El adiós a la diva, de Fernando Fraga

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Los seres humanos que han sido influyentes o que se han percibido como relevantes, a medida que se van alejando en el pasado, van perdiendo su ser-persona y este lugar lo va llenando el personaje. Un ejemplo paradigmático es, sin duda, la Callas. En su biografía María Callas, sugerentemente subtitulada, el adiós a la diva, Fernando Fraga vuelve la mirada a un personaje cuya relativamente corta pero intensísima carrera encandiló tanto como para que todos los fans póstumos sintieran su ausencia de una u otra manera, en una especie de eterna despedida.

La cantante, quizás más europea que estadounidense, ha hecho correr ríos de tinta en torno no solo a su hacer artístico, sino sobre su vida personal. Por ello, los textos dedicados a ella van de la indagación en lo artístico a la prensa rosa y, la más de las veces, terminan siendo un curioso híbrido de ambas cosas. Este es el caso del libro de Fraga.

Que los fandoms modernos tengan sus fenómenos como los “swifties” o los “Little monsters”, tiene su paralelismo en el mundo de la ópera donde, con códigos culturales propios, una de las artistas que más devociones ha creado es la Callas. Así las cosas, casi ninguna publicación –dejando de lado artículos científicos– evita incluir detalles para los más fans. Desde este punto de vista la biografía de Fraga da lo que se espera, una cantidad importante de detalles, de los más concretos como marcas de las joyas que usaba a otros sórdidos como los rumores de que su madre la llegó a prostituir. Y es en este último tipo de cosas donde el texto llega a ser cuestionable.

En el primer capítulo, tras un brevísimo párrafo de cuatro líneas a modo de entradilla, el segundo arranca con: “siempre con apetito, ya desde pequeña demostró la futura cantante un interés desmedido por la comida”. El resto del párrafo continúa con detalles en este sentido”. No es la única vez que en el libro se habla del peso de la cantante. Como es de esperar, en el momento en el que se llega a la época de su brutal pérdida de peso el autor se ocupa del asunto, desde luego, enfocándolo como un logro. No es este el espacio para evaluar hasta qué punto era necesario para su salud aquella pérdida de peso, pero es insoslayable que el que haya sido una necesidad laboral por imagen habla bastante mal de las convenciones que, lamentablemente, aun arrastramos con los profesionales del escenario, amén de la falta de delicadeza a la hora de abordar este asunto.

Mención aparte, esta vez de manera positiva, merecen las referencias a las intérpretes históricas que salpican sobre todo la primera parte de la biografía. No obstante el texto termina dedicando los últimos capítulos al ocaso del personaje, en donde meten en el mismo saco a la persona. Si a la gran diva la vemos en un fade out artístico en sus últimos años, la persona, despojada de esa aura, es simplemente otro ser humano en medio de circunstancias difíciles, sobre el cual se echa la lupa con brusquedad voyerística con la excusa de la relevancia del personaje, que en realidad está en lo artístico.

En definitiva, un libro de interés por sus datos para todo admirador de la Callas ,pero un discurso, de nuevo, bastante insensible sobre un ser humano.

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