Doce Notas

Jorge Fernández Guerra reflexiona sobre el poder y la inmortalidad en su quinta ópera: La muerte y el industrial

entrevistas  Jorge Fernández Guerra reflexiona sobre el poder y la inmortalidad en su quinta ópera: La muerte y el industrial

La muerte y el industrial pone la mirada sobre el anhelo de poder e inmortalidad a través de la figura de un ambicioso empresario. Este decide recurrir a la inteligencia artificial para transmitir su memoria a un software informático, y así alcanzar la eternidad. Según el compositor, que también es el autor del libreto, la obra es una fábula que se resumen perfectamente en una expresión de Michel Foucault: “Alcanzar la inmortalidad es la máxima aspiración de poder”.

La obra cuenta con la dirección musical de Fran Fernández Benito y la coordinación escénica de Fernández Guerra. El reparto estará integrado por la soprano Manon Chauvin, la contralto Lola Bosom, el tenor Nicolás Calderón y el barítono Javier Agudo. Mónica Campillo y Juan Luis Gallego Cruz interpretarán clarinete y violín, respectivamente. La escenografía contará con material audiovisual preparado ad hoc por la artista Marina Núñez.

¿Cómo surge la idea de componer una obra sobre la base de una distopía tecnológica?

La idea inicial de esta ópera viene de una foto de Bill Brandt del mismo título que mi ópera, La muerte y el industrial. Es una foto de juventud (1932) que el fotógrafo tomó en el cementerio de Montjuic de Barcelona durante sus primeros viajes. Es una tumba en la que un personaje sentado medita mientras que, en la espalda, la muerte le pone las manos en los hombros. Me llamó mucho la atención, quizá por esa decimonónica llamada a permanecer en la memoria desde una escultura mortuoria. La distopía vino después, reflexionando sobre esa idea recurrente de la búsqueda de la inmortalidad. Si en el siglo XIX, los cementerios fueron el reservorio básico de evocar la inmortalidad con tumbas de toda índole, desde espectaculares hasta sencillas, pero todas emotivas; el siglo XX se embarcó en otras ficciones, como la crionización, etc. El siglo XXI se ha despertado imaginando inmortalidades diversas y la Inteligencia Artificial parece recuperar historias tan fascinantes como las de la protagonista de la ópera de Janáček El caso Makropoulos, basado en una pieza teatral del genio de la robótica, Karel Čapek

¿De dónde le viene su interés por los robots?

Ya he respondido parcialmente a eso: Čapek, Janáček, el cine alemán expresionista… Todo eso sucedió hace ya un siglo y parece seguir hablando de nuestros miedos. El robot, palabra que inventó Čapek, vuelve a hablarnos de ese otro yo, como un siglo antes ocurrió con Frankenstein. La cuestión no es por qué me interesa eso, más bien es por qué se me ocurre que puede ser un tema operístico. Y quizá se me ocurre que es debido a esa especie de estatuto raro que tiene el cantante de ópera como sujeto dramático. Añado que he estado muy bien acompañado por un equipo artístico ejemplar y, de modo especial, subrayaría el espléndido vídeo que ha creado para la ocasión la artista plástica Marina Núñez.

¿Por qué decide escribir usted mismo el libreto?

He hecho cuatro óperas en diez años, la primera es muy anterior (1987), y eso implica sumergirme en el problema de lo que puede ser la ópera en el momento actual. Si hubiera esperado a que pudieran ser montadas en teatros de ópera convencionales no habría podido de pasar de una. La respuesta a su pregunta es sencilla, necesito rapidez, sencillez y producciones pequeñas, prácticamente alternativas. En ese marco, lo mejor es no esperar a tener materias dramáticas que impliquen a colaboradores. No es fácil hacer música y libreto, pero después de hacer cuatro así, casi no concibo otra manera de trabajar. No doy cuentas a nadie, si hay partes que no producen musicalidad suficiente corto sin piedad y, además, trabajo mucho con citas, la intertextualidad, además de satisfactoria es prácticamente obligada, salvo que yo fuera un poeta deslumbrante que desde luego no soy.

¿Cuál es la base musical de La muerte y el industrial?

La muerte y el industrial (2023). Fotograma del vídeo realizado por Marina Núñez (1966)

De las cinco óperas que he realizado, esta es la segunda con intervención efectiva y casi masiva de intertextualidad. Me gusta hablar con palabras de otros (música en este caso) y he recurrido a dos sextetos de viento de inicios del siglo XX: La Juventud, de Janáček (está claro que no podría ser otro después de lo dicho), y un quinteto con piano de Albert Roussel, Divertissement Op. 6. La elección sería algo larga de explicar, pero se puede resumir en afinidad y, sobre todo, porque me proporcionaban materia a seis voces, ya que otra de las características de mi ópera es la coralidad, es un trabajo a cuatro voces con muchos dúos, tríos y cuartetos, más un dúo instrumental. Si se me permite el exceso, esta sería mi Così fan tutte.

¿Con qué reflexiones querría que se quedara el público tras ver La muerte y el industrial?

No quisiera escurrirme, pero es la típica pregunta que ni me planteo. Si acaso, me gustaría que las principales reflexiones que esperaría serían las de preguntarse por la viabilidad de la ópera en España en nuestro idioma y con temáticas razonablemente actuales.

¿Cree que, en un futuro no muy lejano, podrá hacerse realidad el planteamiento inicial de esta ópera? ¿Alcanzar la inmortalidad de algún modo acudiendo a la inteligencia artificial?

Bueno, el planteamiento inicial de esta ópera es que de ningún modo vamos a conseguir la inmortalidad. Me gusta una frase de Michel Foucault que he puesto en el inicio de mi partitura: “Alcanzar la inmortalidad es la máxima aspiración del poder”. Así que, es posible que, más que de inmortalidad, mi ópera hable del poder.

Cuál es el tema (o los temas) que no ha tratado todavía en ninguna de sus óperas que le gustaría llegar a tratar.

Tengo la sensación que los temas que he tratado y los que me gustaría tratar se reducen a uno, ¿es viable contar historias desde el canto en el momento actual y en nuestra lengua? Este problema se puede declinar de muchas maneras, pero sin abordarlo no hay manera de pasar página.

Usted tiene una dilatada trayectoria como periodista y divulgador musical que le ha permitido estar en contacto con la actualidad musical de nuestro país, ¿Cómo ve el presente y futuro de la nueva creación musical en España?

Quizá no estoy en mi mejor momento para responder a esto. Es lo malo de las dilatadas trayectorias. Simplificando mucho, diría que el momento de la creación musical en España está en una gran forma, pero que el entorno no lo acompaña. Estas cosas son tan volátiles que todo puede cambiar súbitamente de un día para otro, y estos cambios pueden ser desde horribles hasta estupendos. Pero, aún a riesgo de ser insensato, yo creo que hay que seguir (así acababa mi ópera anterior) y lo que tenga que suceder sucederá. En todo caso los más jóvenes merecen creer que su intenso trabajo y su vocación debe alcanzar al menos la recompensa de la escucha y la valoración adecuada. Y si no es así, más se pierden los que miran para otro lado y escuchan otra clase de ruidos.

Programa de mano

La muerte y el industrial en march.es
Retransmisión en Canal March

También podrá verse el 24 de enero de 2024 en el Espacio Turina, de Sevilla

_________

Salir de la versión móvil