Doce Notas

El esplendor del Barroco tardío clausura el FeMAP

opinion  El esplendor del Barroco tardío clausura el FeMAP

Academia Música Antiga de Caimari

La tarde 17 de agosto, la iglesia de Santa Maria de Vilamitjana acogió un concierto dedicado a la música de órgano de Johann Sebastian Bach (1685-1750) trascrita para trío sonata de violín, viola de gamba y clavicémbalo. Comprendió un conjunto piezas de la época madura del compositor dedicadas a su hijo Wilhelm Friedemann Bach (1710-1784), quien alcanzó a ser un notable compositor y un excepcional organista., cuya vida excéntrica y de no pocos excesos a dado lugar al argumento de una novela.

El programa reunió fugas, corales, preludios y sonatas de indudable atractivo musical. El conjunto integrado por Eva Febrer (violín), Serena Leonardi (viola de gamba) y Tomeu Seguí (clavicémbalo), proveniente del Festival Internacional de Música Antiga de Caimari (Baleares), ofreció una lectura esforzada, discreta y bastante epidérmica. Tocó más que interpretó. O sea.

María Hinojosa y Pérgamo Ensemble

Bach fue también el protagonista del interesante concierto que la soprano María Hinojosa y Pérgamo Ensemble presentaron, la tarde del 18 de agosto, en la iglesia de la Mare de Déu de Ribera de la Pobla de Segur. En esta ocasión, el programa versaba sobre los compositores del ámbito germánico que estuvieron en la órbita de Bach. Colosos del Barroco musical como Johann Fischer (1646-1716), introductor de la música de corte francesa en los países germánicos; Dietrich Buxtehude (1637-1707), máxima autoridad musical del Barroco germánico y admirado maestro de Bach; Georg Philipp Telemann (1681-1767) o Georg Friedrich Haendel (1685-1759), colegas coetáneos cuya influencia y admiración fue recíproca con el Kantor de Leipzig. Además, también tuvimos ocasión de disfrutar de un exquisito coral del hermano mayor de Bach, Joahnn Christoph Bach (1671-1721), al que a menudo se confunde con otro antecesor homónimo de la familia, también organista e ilustre compositor, primo del padre de Johann Sebastian -¿para cuando un programa de la saga Bach?. Como no podía ser de otro modo, el concierto concluyó con una ferviente aria (“Mein gläubiges Herze”) del Bach más renombrado.

La formación integrada por Guillermo Turina (violonchelo barroco), Eva del Campo (órgano), Kinga Ujszászi (violín) y Daniel Ramírez (oboe) hizo las delicias del auditorio con una sentida recreación de las página instrumentales, como la vívida bataille de Fischer o la dinámica sonata haendeliana, amén de una vibrante concertación de los números solistas a cargo María Hinojosa. La cantante catalana hizo valer la irresistible carnalidad de su timbre, su incisiva dicción y su portentoso sentido del fraseo para hacer justicia a unas páginas (cantatas de Buxtehude, Telemann y Haendel; coral de Johann Christoph y aria de Johann Sebastian de los Bach) que alcanzaron unas cuotas de expresión realmente excepcionales. En suma, una inmersión musical al Barroco de los tiempos de Bach que fue un auténtico regalo para los oídos y acabó poniendo al público en pie.

Consort Polifem y la sombra de Farinelli

Desde las cumbres de la colegiata de Santa Maria de Mur, el pasado 19 de agosto, el conjunto liderado por el polifacético Jordi Domènech nos brindó una entusiasta velada inspirada en la era del más célebre de los castrati: Carlo Broschi (1705-1782), alias Farinelli. Una música esencialmente italiana, preñada de chiaroscuro y pulsión dramática.

Domènech es un buen conocedor de la música operística barroca, pues ha cosechado una notable carrera como contratenor en este repertorio. Recientemente, emulando a otros colegas de su cuerda, ha dejado el canto para coger la batuta de director musical y ponerse al frente, junto a la violinista Anna Urpina, del Consort Polifem, un conjunto centrado en la música historicista y, por el momento, las producciones de pequeño y mediano formato. L’ombra de Farinelli, presentada el pasado enero en el teatro L’Atlàntida de Vic, es una de ellas. Acompañado de la soprano valenciana Aurora Peña, ha ofrecido dos conciertos dentro del FeMAP, el último de los cuales en una colegiata románica llena a rebosar, donde el esplendor de la ópera italiana de la primera mitad del siglo XVIII brilló con luz propia.

Con un diapasón bajo (415) y una elevada temperatura atmosférica (38º), las páginas de la obertura y del aria “Gelido in ogni vena” de la ópera vivaldiana Farnace marcaron el pulso de una velada fogosa y apasionada. Las músicas de los maestros de la escuela napolitana, como Alessandro Scarlatti (1660-1725) o Nicola Porpora, muchas de ellas convertidas por Farinelli en su caballo de batalla, inundaron las austeras naves del pequeño templo pirenaico con destellos de pasión e ímpetu dramáticos. Domènech moduló el discurso musical con desenvoltura, brío e intensidad expresivas, al que solo cabría reprochar, siendo muy puntillosos, cierta tendencia a una excesiva puntuación, en momentos episódicos. A su buen hacer, se sumó la soprano Aurora Peña, quien lució un portentoso instrumento, no solo capaz de salir airoso de las virtuosísimas páginas de bravura como la vivaldiana “Alma oppressa” (La fida ninfa) o la del hermano de Farinelli, Riccardo Broschi, “Son qual nave ch’agitata” (Artaserse), sino también dotado de un envidiable dominio para el canto legato en arias tan subyugantes como la haendeliana “Lascia la spina” (Il trionfo del tempo e del disinganno). El intenso calor y el alto voltaje musical no hizo mella en el público, que acabó aplaudiendo efusivamente al conjunto de intérpretes.

 

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