Doce Notas

Pietismo septentrional, vitalismo meridional

opinion  Pietismo septentrional, vitalismo meridional

Cortesía del Festival

El pasado 30 julio, tuvimos ocasión de escuchar el debut en este escenario de la Orchestra of the Age of Enlightenment junto al cotizado tenor Mark Padmore. Una propuesta artística centrada en las cantatas y las suites de Johann Sebastian Bach, acompañadas de una puntual canción de Dietrich Buxtehude. La pulcritud discursiva y el equilibrio sonoro made in Britain se impusieron desde los primeros compases del concierto, con una ejemplar interpretación de la Suite núm. 2 de Bach, en la que despuntó el virtuoso traverso de Lisa Beznosiuk. En la segunda parte fue el turno de la Suite núm. 3, donde brilló también la parte de violín bajo el liderazgo de Kati Debretzeni.

El tenor británico abordó tres cantatas de Bach (BWV 55, BWV 161, BWV 82) y la penetrante página Klag-Lied de Buxtehude, con una prestación canora que fue in crescendo. Durante la primera parte, a pesar de su incisivo sentido retórico, acusó ciertas asperezas en la transición al registro agudo y los falsetes, así como puntuales graves faltados de fuelle. Irregularidades que se fueron desvaneciendo en la segunda parte, donde su portentosa substanciación expresiva de la cantata Ich habe genug (BWV 82) hizo las delicias del auditorio.

De las pías y severas partituras septentrionales, el día 6 de agosto, pasamos a las desenfadadas y melodiosas canciones mediterráneas de las manos de l’Arpeggiata de Christina Pluhar y las voces del sopranista Vincenzo Capezzuto y la cantautora Maria del Mar Bonet. A lo largo de una entrañable velada musical, las chaconas, los fandangos, las tocatas y las tarantelas se alternaron con canciones tradicionales de origen catalán, italiano y mallorquín, todas ellas ejecutadas con un virtuosismo, una libertad instrumental y un vitalismo discursivo que ya se han convertido en un sello sonoro de esta singular formación historicista que rehuye los causes ortodoxos de la arqueología musical.

Vincenzo Capezzuto deleitó al público con una vívida recreación de las canciones italianas, interpretadas en diversos dialectos y acompañadas de coreografías y todo tipo de gesticulaciones expresivas. En la segunda parte, la veterana cantante mallorquina Maria del Mar Bonet, después de superar unos momentos iniciales de emoción y nerviosismo, desgranó un íntimo repertorio de canciones de autor y tradicionales arropadas con gran preciosismo por el conjunto de Pluhar. Una fiesta musical que hundió sus raíces en las fecundas aguas del Mediterráneo occidental para cantar sus encantos, su nostalgia y su luminosa alegría.

 

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