El texto está presentado como una sucesión de casos particulares escritos en un muy leíble punto intermedio entre lo anecdótico y lo informativo/divulgativo, lo cual de entrada, permite una lectura no lineal, aunque desaconsejamos la omisión de la lectura de su sección preliminar.
Con los sugerentes nombres de “La frontera perceptiva”, “La frontera matemática”, “La frontera biológica” y “La frontera física” se nos presentan las varias secciones, de las cuales la tercera – y en general todas las referencias a la vinculación de artes y matemáticas – es la más recomendable. Y esto es un comentario pensado en la relación de la ciencia con el arte.
El en sentido contrario, es decir, desde el punto de vista del arte, las cosas no funcionan también y esto es sobre todo por la identificación de la partitura notada o, como lo llama Wulf Art, la “chose notée” (la cosa notada –con notación musical– ) con el objeto musical que es, básicamente un objeto sonoro al tiempo que una acción performativa. Aunque no representa un gran problema porque, como ya hemos comentado, casi siempre se refiera a música clásica donde tal identificación suele ser muy común (y no entraremos ahora en las consideraciones sobre la utilidad de ello o sus consecuencias), esto desvía y hace que sean discutibles las reflexiones en lo tocante a tal asunto.
No podemos dejar de llamar la atención, por último, a lo escrito sobre las cada vez más crecientes herramientas computacionales y lo artístico, en este caso, lo musical, un tema de vibrante actualidad sobre el cual aportaciones como estas sin duda son valiosas para ahondar en las necesarias reflexiones y debates.
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