Doce Notas

Ópera de Tenerife presenta Tannhäuser, poema sinfónico en tres movimientos para coro y gran orquesta basado en la ópera del mismo nombre de Richard Wagner

lirica  Ópera de Tenerife presenta Tannhäuser, poema sinfónico en tres movimientos para coro y gran orquesta basado en la ópera del mismo nombre de Richard Wagner

En palabras de Halffter, «fueron dos años de trabajo, de conocer profundamente esta obra, una de mis óperas preferidas y que he dirijido muchas veces, para no perder la esencia ni la fuerza de su maravillosa música». «La voluntad que yo tenía con esta versión es acercar al público la ópera de Wagner, que no se tiene tantas oportunidades de escuchar fuera de Alemania», explica.

En las representaciones tinerfeñas la Sinfónica de Tenerife estará compuesta por 78 músicos y, el Coro Titular Ópera de Tenerife-Intermezzo, por 60 voces.

El libreto de la ópera reúne varias leyendas medievales, basadas todas ellas en personajes históricos. El argumento se centra en Tannhäuser, un caballero y trovador que disfruta de los placeres carnales en el Venusberg o Monte de Venus, donde vive desde hace un tiempo seducido por la diosa del amor. En un momento dado, decide volver al mundo porque echa de menos el amor que sienten los demás mortales. Regresa al castillo donde vive su amada Elisabeth y participa en un concurso de canto cuyo premio es la mano de su enamorada. Cuando Tannhäuser entona su canción, en la que ensalza al amor carnal que vivió en el Venusberg, todos los presentes, sobrecogidos, le acusan de blasfemo y abominable pecador. Cuando los caballeros se disponen a acribillarlo con sus espadas, Elisabeth se interpone y pide clemencia, pues confía en que Tannhäuser vuelva a Dios. De pronto se escucha un coro de jóvenes peregrinos que pasa cerca del castillo. Tannhäuser corre a unirse a ellos y grita “¡A Roma!”, el único lugar donde puede hallar el perdón.

Pero Tannhäuser retorna de la capital italiana desolado porque el papa le ha negado la absolución diciendo que, así como su viejo báculo no florecerá jamás, tampoco él obtendrá el perdón por su horrible pecado. Tannhäuser declara que solo desea regresar a los brazos de Venus. La diosa aparece y él va hacia ella hasta que un amigo le recuerda el nombre de Elisabeth. Venus se esfuma y se acerca una procesión con el ataúd de su amada. Él ruega al cuerpo inerte de Elisabeth que rece por él y fallece en el acto. En ese momento se aproxima de nuevo el coro de peregrinos que traen el báculo del papa completamente florecido: Dios había perdonado a Tannhäuser.

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