Doce Notas

Arts Longa, Vita brevis

jazz y mas  Arts Longa, Vita brevis

Hay tres músicos Pop que al margen de lo que me guste o no su obra musical me merecen un gran respeto por el buen hacer, el saber hacer y el gusto musical que han mostrado a lo largo de sus carreras: David Bowie, David Sylvian y Ryuichi Sakamoto. Dos ya no están, queda su obra. Sylvian nos sigue inspirando a muchos, musical y personalmente.

Sakamoto era músico, compositor, escritor, activista político, actor, pianista, cantante. Comenzó en la música electrónica con la Yellow Magic Orchestra en 1978, de gran éxito internacional, con la que grabó unos diez discos en estudio y alguno más en directo. Las máquinas ayudaban a obtener unos registros fabulosos. Enseguida comenzó también una carrera en solitario, más experimental. Desde 1983 tomo el camino de compositor e intérprete solista. Su primer gran éxito fue la banda sonora de Merry Christmas Mr Lawurence, donde actuó junto a Bowie y el filme se convirtió en un alegato pacifista, no muy radical, pero tampoco viene mal recordar la maldad absoluta de las guerras imperialistas. Ganó un Bafta por la banda sonora y la canción Forbidden Colours. De ahí al Oscar y Grammy por la banda sonora de El último Emperador. Compuso también la música de apertura de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

En los noventa llegó al número uno de las listas japonesas, trabajó para la industria audiovisual y volvió a reunir a la YMO mientras componía para el cine bandas como El Último Emperador de Bertolucci o El Cielo Protector. Recibió en 2009 la banda de la Orden de las Artes y las Letras Francesas.

Sonido e imágenes siempre en perfecto complemento. Muy preocupado por el destino de la Humanidad, como su amigo y colaborador Sylvian, tuvo un papel activista importante en los momentos del desastre de Fukushima. Era un gran activista antinuclear y ecologista. Gran músico de tradición clásica y actual. Su último disco “12” es una obra casi póstuma cuya reseña publicamos en Doce Notas en enero de este año. Escribirla fue un placer, pensé que era el principio de su recuperación pero sonaba ya a despedida. Ahora la escucho de nuevo, se lo ha llevado un cáncer de garganta no superado. Larga vida a su obra y su persona: Ryuichi Sakamoto.

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