Esta ópera, icono del belcantismo romántico, galvanizó al público de Madrid desde su estreno en el Teatro Príncipe en 1834, siendo representada con mucha frecuencia y protagonizada por algunas de las más grandes voces del siglo XIX -como Giulia Grisi, Giovanni Battista Rubini, Marietta Alboni o Adelina Patti- originando crónicas arrebatadas de Mariano José de Larra, Benito Pérez Galdós o Juan Ramón Jiménez, entre otros.
El tema del sonambulismo -epítome del espíritu romántico por la transcendencia de lo racional, la ensoñación y la ‘verdad’ escondida en el desorden del inconsciente-, inspiró a Vincenzo Bellini (1801-1835) para crear algunas de sus melodías más sublimes que, con una orquestación de gran expresividad y exquisita sensibilidad, han logrado plasmar el éxtasis, la inocencia, el delirio y lo inefable solo posible a través de la música.
Felice Romani (1788-1865), poeta, dramaturgo y prolífico libretista con el que Bellini trabajó en siete de sus diez óperas, parte del argumento endeble de un ballet –La sonnambule, ou L’arrivée d’un noveau seigneur, de Eugène Scribe- y construye una trama sencilla e inverosímil, basada en el tema recurrente de la mujer virgen, pura e inocente, cuyo erotismo emana de la sublimación de la pasión y el deseo que le son negados en una sociedad machista y opresiva, que juzga, difama y castiga impunemente.
Bárbara Lluch rehúye la visión bucólica e idealizada del ambiente rural, desenmascarando a una comunidad cerrada, supersticiosa y hostil, reflejada en el bello y jerárquico vestuario de Clara Peluffo, en la coreografía de Iratxe Ansa y en la escenografía, que representa una naturaleza maltratada y herida, diseñada por Christof Hetzer, bajo la iluminación de Urs Chönebaum.
En ese decorado desasosegante y con la trama de la ópera concentrada en apenas 24 horas, ganan fuerza los sentimientos exacerbados de los protagonistas, la precipitación de los acontecimientos y la expresión de las emociones con la genial música de Bellini, que se concentra más en el alma de los personajes que en perfilar su personalidad, transcendiendo la inconsistencia del libreto con melodías de altísimo vuelo emocional.
Para logarlo, La sonnambula necesita un quinteto protagonista que deberá conciliar el virtuosismo vocal con una refinada sensibilidad musical. En el Real actuarán dos repartos encabezados, en el rol titular, por Nadine Sierra -que debutará el papel de Amina- y Jessica Pratt, veterana intérprete de ese personaje. Estarán secundadas por Xabier Anduaga y Francesco Demuro (Elvino); Rocío Pérez y Serena Sáenz (Lisa); Roberto Tagliavini y Fernando Radó, (El conde Rodolfo); y Monica Bacelli y Gemma Coma-Alabert (Teresa).
Maurizio Benini, que en el Teatro Real ha dirigido Tosca (2004), L’elisir d’amore (2006), Il trovatore (2019), e Il Pirata (2019) volverá a dirigir el Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real en una partitura de Bellini, en cuya música es un gran especialista.
Desde la reapertura del Teatro Real, La sonnambula sólo se ha presentado en abril de 2000 con Richard Bonynge en la dirección musical y Mauro Avogadro en la dirección de escena, contando con Annik Massis y María José Moreno en los papeles titulares.
Esta ópera, tan querida por los melómanos de Madrid, volverá ahora con una lectura audaz y contemporánea, que confronta al espectador con lo que subyace bajo los estereotipos del romanticismo belcantista, gracias a la interpretación de dos excelentes elencos.
__________