Las cuerdas de la Orquesta Sinfónica de Navarra, bajo la batuta de Guy Braunstein, suenan con generosidad y plenitud, con unos graves expresivos y rotundos en las secciones adagio, luego brillando con agilidad en las secciones más alegres y complicadas. Cabe destacar que Grundman usa un lenguaje que llegará al corazón de cada oyente, recorriendo a menudo a paisajes sonoros que parecen de película, mientras en otros momentos emplea un estilo de escritura en la cuerda que parece una orquesta barroca.
La dos sonatas para flauta y piano nos transportan a la Nueva York muy querida por el compositor, ya que fue la ciudad adoptiva de sus padres y ha tenido la oportunidad de realizar muchos viajes a la ciudad en diferentes momentos del año. Las dos sonatas incluidas en este disco son parte de una colección de cuatro, una para cada estación del año, cada una inspirada en un personaje que el compositor asocia con esa época. En este caso, nos encontramos con el artista Andy Warhol en primavera, y en invierno, con el diseñador Karl Lagerfeld.
La sonata sobre Warhol en primavera tiene influencias de jazz muy evidentes, interpretada con mucho ritmo y estilo por el pianista Eduardo Frías, mientras la sonata sobre Lagerfeld en invierno incorpora efectos jazzísticos en la flauta como los glissandi, o el flatterzunge. El movimiento central de esta sonata es muy lírico, y de nuevo Schwarzman nos muestra la calidez y amabilidad de su sonido, antes de retomar los excitantes rítmos jazzísticos que nos llevan a la conclusión de la pieza con la energía de un torbellino.
El trío con violonchelo “De la Hermosura y Dignidad de Nuestras Almas” incorpora al magnífico violonchelista Torleif Thedéen, con un sonido a la vez oscuro y melancólico pero con una alta carga emocional. El contraste de la voz del chelo crea un equilibrio maravilloso con la flauta que, a través de intervalos expresivos que suben y bajan entre un instrumento y otro, llega a cantar hasta las alturas en una aproximación a los cuerpos celestes a los que el título de la obra alude. La sensibilidad de Frías al piano completa el trío en una interpretación inmejorable de esta pieza.
La última pieza del disco, “Tan Bonita como tú”, es una emotiva canción de amor. Con un aire melancólico, evidencia los tiempos de pandemia en los que Grundman escribió esta obra. Según las notas al disco, escritos por Juan Ángel Vela del Campo, “es una especie de nana” que tiene que ver “con el fluir del tiempo y del cariño que nos mantiene”.
Me quedé con ganas de conocer más sobre los tres solistas, ya que no hay información sobre ellos en las notas que acompañan al disco. Desde luego que se trata de artistas de primer nivel internacional que, a mi parecer, gozan todos, a parte de una técnica envidiable, de una sensibilidad especial, al igual que el compositor de estas obras.
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