Como navarro tenía un pie en la música de tradición vasca y otro en la música del resto de España – Falla, Turina, Granados– y del Mediterráneo, que recorrió actuando en cruceros: Grecia, Chipre.
En los sesenta graba en Alemania con Paco de Lucía dos discos seminales de flamenco jazz y al éxito de ventas le siguen festivales y conciertos. La ecuación resultante tenía una gran potencia rítmica y melódica. Funcionó. En los setenta ya era, con Tete Montoliu, el gran embajador del jazz español, con un tinte flamenco mayor que el catalán, éste más orientado musicalmente al blues y al mediterráneo.
Ambos son leyendas ya del jazz mundial y especialmente del europeo. El centro cultural de su localidad natal, Falces, lleva su nombre.
Gana la cátedra de saxo del conservatorio superior de Madrid y se dedica sin reparo a formar generaciones de músicos de jazz en España en las clases y en los conciertos, hizo muchas vocaciones.
Sus grupos integran a los mejores de esos alumnos y que se convierten en colaboradores tan fieles como los que integran este disco de homenaje a su figura musical y personal. El elenco de músicos es excepcional, no hay más que pegarle un vistazo, un supergrupo y muy extenso.
La música es igualmente excepcional, tanto en los tributos, a Falla, Coltrane, Granados, Turina como a las tradiciones musicales hispanas, gitana, la helénica.
De igual manera Mariano Díaz rinde tributo al maestro en temas como The Master y The Boss.
Magnífico interplay entre los músicos citados, magnifico drive de las secciones rítmicas, y excepcionales solos. Un nivelazo enorme.
Lo dicho muchas veces en estas páginas: ¿Se está haciendo en España – en el sur de Europa en general- el jazz más vivo del continente? Ahí lo dejo para debatirlo en sesudos congresos y seminarios de musicología.
Mientras llegan ellos a cabales conclusiones disfrutemos de la música que nos ofrece este magnífico disco, que además -se me ocurre- puede ser un gran regalo en estas fechas próximas.
En su tienda habitual o en karonte.com
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