Doce Notas

Descubriendo a Corselli

publicaciones cdsdvds  Descubriendo a CorselliTras una tremenda temporada de incertidumbres y desazón en el ámbito cultural -afectados todos los melómanos sea cual fuere su ubicación en este  planeta tan sorprendente- parece poco a poco llegar el reencuentro de la música en las salas. La vuelta a los escenarios está siendo dura, visto el modelo del “todo gratis” que algunos medios han banalizado y ciertos políticos y sus  programadores  han aplaudido. Va a costar volver a la mínima fastuosidad que nos brindaba nuestro querido país en estos años, si nos comparamos con lo que ocurre de los Pirineos hacia arriba y más allá, pero las ganas no nos faltan.

A la espera de la nueva orden, y que poco a poco se vaya dando el apoyo que se merece  a la alta cultura, el tener una grabación con  esta filosofía, repertorio y, como no, intérpretes y dirección camino de la excelencia, es encomiable. Si he abierto   reseña  con actitud pesimista, sin embargo es alentador que Pan Classics siga apostando por la calidad en su producto: Si nos sorprendían hace unos años con el album dedicado a Jommelli para esta misma casa, con la música para la Real Capilla después del incendio de 1734 han incrementado este sello  la calidad de su catálogo dando de nuevo en la diana en este tan aciago año.

Hablando ya del contenido que hoy nos ocupa, con este trabajo se abre de nuevo un ciclo sobre un compositor que fue el gran olvidado -de nuevo-  de nuestro país. Francesco Corselli fue uno de los compositores y maestros que, más que traer los aires italianos a la corte madrileña, supo captar la esencia renovadora y modernizadora de comienzos del XVIII que la corte de Felipe V junto a Isabel de Farnesio impusieron para mayor gloria de la Corona. Su historia está llena de  zarpazos con resultados, sin embargo, positivos  que le fueron colocando poco a poco en los diferentes lugares  y que modelaron (para bien) la figura del gran compositor que se homenajea en la grabación. Y es que sus principios no fueron fáciles como el fallecimiento de benefactores en su amada Parma  que lo dejaron  casi  sin apoyo. Aún así, la labor musical que realizó su propio  padre  ayudó   en su encuentro con mecenas  casuales  que le  dieron la oportunidad ineludible de marchar  a España; un cruce de caminos hizo que la “influencer” Isabel de Farnesio apareciera en su vida gracias a la herencia del Ducado de Parma y, con ello, se  le diera la oportunidad de ir a la corte española  para  trabajar como músico de los infantes; sabemos que ese puesto no era el que precisamente quería, pero  el de Maestro de Capilla estaba en esos momentos más que atado.

Tiempo después, otros golpes del destino, que fueron el gran incendio del Alcazar Real en las navidades de  1734 y la avanzada edad José de Torres, hacen que el Italiano pase a ser amo y señor, cuatro años después, de la Capilla Real. Este es el momento en el que trasciende la figura de Francesco Corselli: la modernización de la estructura orquestal de la Capilla Real y  la renovación junto con la  escritura del repertorio que se había perdido en el incendio.

Pero, como siempre ocurre  en  la historia,  ni su labor ni su empeño fueron suficientes y Corselli   se convirtió en  otro de los grandes olvidados de nuestras crónicas. Poco se ha hecho hasta casi el S.XXI para dar a conocer  su trabajo  y así ha sido hasta que el Instituto de las Ciencias Musicales de la Universidad Complutense se  puso el mundo por montera y empezó a redescubrir su figura hace unos cuantos lustros. La revitalización de  Corselli, llegado el año 2020, iba a tener un broche de oro pero ese ciclo y oportunidad, desgraciadamente, se cerró aquel Marzo: Achille in Sciro, ópera que iba a  poner por fin a Corselli en el lugar que merecía tras muchos años de olvido, se suspende justo antes de su estreno en una producción  de alto copete dentro del Teatro Real en colaboración con el ICCMU. Maldita Pandemia.

Por ello, con este nuevo trabajo de Nereydas no cabe nada más que hablar de la redención que se ha llevado a cabo de la figura del gran maestro de  la Real Capilla de Madrid, Francesco Corselli. No vale en este caso el “a falta de pan, buenas son tortas” sino  todo lo contrario: quizás con el Real teníamos una producción  que hubiera sido  invendible (como  ya hace años  vimos con el “Celos aún el aire matan” , por muy Hidalgo o Calderón que fueran,  y que  se quedó en los sótanos del Teatro) pero  a mi parecer la grabación que Javier Ulises Illán con su grupo Nereydas  y la soprano María Espada  le ha dado un plus  a éste, nuestro repertorio. El tratamiento de la orquesta es impecable y destaca  el empaste  de los diferentes planos   y el balance de las diferentes líneas sonoras que van desgranando en las diferentes partes de la grabación los    miembros  de la formación ,  cuando  sabemos que estos repertorios sobre tripa son altamente complicados y peligrosos,  y  ahí  se nota la impronta que Ulises Illán marca en su grupo. María Espada, gran repertorista del XVIII Español, es la guinda del pastel  en esta  grabación: la dicción del texto es impecable y, al igual que sus compañeros instrumentales, dota a las obras de la solemnidad requerida para la interpretación de las mismas.   En conjunto, Illán,Espada y Nereydas  han conseguido en este trabajo un espléndido homenaje a la literatura musical española y enriquecer, por tanto, el paradigma de la composición tras el incendio del Alcazar con este trabajo.

Sin menoscabar a los compañeros José Lidón y Domenico Poretti  que aparecen homenajeados en este trabajo,  se centra esta grabación sobre todo en la figura  de Corselli  con un rosario  que va desde lo religioso -con dos cantadas, una Salve y una lamentación- hasta una  deliciosa obra instrumental de cuerda. Esta cuidada elección de repertorio abre un abanico temporal donde podemos escuchar obras  que nos retrotraen  en cierto sentido al trabajo de  Antonio de Literes así como después  nos llevan al final del periodo barroco: Me atrevo a decir que hasta la Salve me recuerda a otra de Haëndel. No es un hecho singular, ya lo hemos visto en otras grabaciones, que   los procesos de investigación musicológica  continúen  rebuscando y sorprendiendo al oyente con nuevas obras   que a día de hoy se encuentran llenas de polvo en estanterías. Por ello cabe esperar que esos espacios temporales (a mi parecer, en el caso de Corselli, aún demasiado grandes) queden resueltos en próximos trabajos del Instituto de las Ciencias musicales de la Universidad complutense. Sin duda, un tremendo  puzzle el estudio de la Real Capilla que poco a poco va viendo su forma en estos últimos años, sorprendente y muy grato.

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