Doce Notas

El Liceu aplaude un clásico actualizado

opinion  El Liceu aplaude un clásico actualizado

© Stela Salinas

Convertido en artista residente y asesor de la dirección artística del coliseo catalán, Ollé presenta su puesta al día del clásico pucciniano acerca de la bohemia parisina decimonónica, trasladando la acción dramática al siglo XXI y vistiendo el escenario con un efectivo montaje de andamiajes que simulan una urbe de grandes bloques de pisos. A pesar de que la solución poco aporta, más allá de un visible cambio de vestuario y decorados, tampoco no colisiona con el desarrollo de la narración dramática, bien lograda gracias a una eficaz dirección de actores. Quizás lo que cabría lamentar fue la disposición de los personajes entre andamiajes durante el primero y cuarto actos, cosa que los distanció del público y creó una desfocalización que restó intensidad dramática a algunas de las escenas más emotivas de la obra. 

Por fortuna, los cantantes rindieron todos a un gran nivel. Encabezó el reparto del pasado 27 de junio, la soprano Adriana González como Mimì, luciendo un instrumento portentoso en recursos expresivos, matices e intensidad dramática; su intervención fue ampliamente aplaudida al finalizar la función. La Musetta de Valentina Nafornita no quedó atrás en su cometido, sumando a su talento lírico una extraordinaria caracterización escénica. Entre las voces masculinas, el Marcello de Roberto de Candia fue un auténtico lujo, tanto por voz como por carácter, mientras que el Rodolfo de Atalla Ayan, si bien con voz algo pequeña, estuvo cantado de forma impoluta. Completaron con gran éxito sus roles Toni Marsol (Schaunard) y Goderdzi Janelidze (Colline), este último memorable en su breve pero intensa aria del cuarto acto.

Giampaolo Bisanti dirigió musicalmente el espectáculo otorgando un gran brillo de la orquesta (puntualmente algo pasada de voltaje) y concertando con gran habilidad el conjunto de las voces, tanto en las escenas más íntimas de los actos extremos como en los momentos más bulliciosos del segundo acto. Al finalizar, el público – gran parte de él ostensiblemente emocionado – aplaudió enérgicamente al conjunto de intérpretes. ¿Si esto es la Tierra, quien desea el Paraíso?

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