El Rey que rabió fue creada por Carrión, Aza y Chapí en 1891, y hoy por hoy es un hito del teatro lírico y, por supuesto, de la historia única y particular del Teatro donde nació con el propio maestro alicantino en el podio. Porque pocos reyes, ni los más populares de la Historia, ni los más queridos de sus pueblos, habrán sido más aclamados, aplaudidos y vitoreados que nuestro Rey en este reino exclusivo que es el Teatro de la Zarzuela.
La dirección musical correrá a cargo de Iván López Reynoso, una de las más importantes batutas jóvenes de México, recién nombrado director artístico de la Orquesta del Teatro de Bellas Artes y compañero musical del tenor Javier Camarena en tantos conciertos –incluido el ofrecido en el Teatro de la Zarzuela hace varias temporadas–. También violinista, pianista y contratenor de éxito, como director de orquesta es especialista en muy diversas disciplinas (ópera, ballet, danza moderna, música antigua y música contemporánea), ocupará el foso al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid, ORCAM –Titular del Teatro–, del Coro Titular del Teatro de la Zarzuela –que en esta ocasión tiene como desafío la interpretación de algunos de los números corales más emblemáticos del género– y de dos espléndidos y más que equilibrados repartos.
La propuesta escénica de esta nueva producción de El rey que rabió corre a cargo de Bárbara Lluch –responsable de éxitos como el de la premiada ópera de la Zarzuela La casa de Bernarda Alba de Miquel Ortega– que ha puesto en marcha un luminoso planteamiento muy acorde con el espíritu original de la obra: “Se trata de dar la máxima libertad posible al público”, explica Lluch, cuya intención es “que cada espectador sienta, empatice e interprete los personajes, el lugar y las relaciones entre ellos desde su propio punto de vista. Desde su propia y única perspectiva.” Y advierte al respecto que es por esa razón por la que los libretistas no dieron nombre ni al Rey, ni al General, ni al Gobernador, ni al Almirante, ni al Intendente… “Porque podría haber tantos reyes, generales, almirantes, gobernadores e intendentes diferentes como espectadores haya en la sala”, reflexiona la directora de escena.
Los tenores Enrique Ferrer y Jorge Rodríguez- Norton darán vida al Rey (un papel que en sus orígenes era femenino, interpretado por una mezzosoprano o una soprano central). El papel de Rosa, la joven de la que el Rey, por sorpresa, se enamora con la suerte de ser correspondido, lo interpretarán las sopranos Rocío Ignacio y Sofía Esparza; el de María, la mujer del Labrador, lo hará María José Suárez, y el General será el bajo Rubén Amoretti y el bajo-barítono Miguel Sola; Jeremías, ese sobrino del alcalde enamorado de su prima Rosa y a quien suceden todas las peripecias imaginables, lo encarnará José Manuel Zapata; Carlos Cosías, Igor Peral y José Julián Frontal se meterán a su vez en la piel del Almirante, el Intendente y el Gobernador, respectivamente; Alberto Frías (surgido de esa fructífera cantera de cantantes-actores que es el Proyecto Zarza del Teatro de la Zarzuela) recreará las chispeantes idas y venidas del Capitán; y Sandro Cordero, Pep Molina, Ruth González y Antonio Buendía, harán las veces del Labrador, el Alcalde, el Paje y el Corneta. Y a todos ellos habrá que sumar tres actores y tres figurantes.
En cuanto al equipo artístico, lo componen Juan Guillermo Nova, responsable de la onírica y bella escenografía, la diseñadora del vestuario Clara Peluffo Valentini y Vinicio Cheli, encargado de la iluminación.
Obra maestra del repertorio. Música teatral
López Reynoso considera que la partitura de El rey que rabió “es indudablemente una de las obras maestras del repertorio lírico español. Ágil, expresiva, refinada y llena de colores”, a lo que hay que sumar “el atinado uso de la teatralidad en la escritura musical que hace que la acción dramática corresponda de una manera notable con el discurso musical”. Por eso, el director opina que se trata de “una obra redonda, completa, contrastante y divertida que, gracias a todas las características anteriores, logra siempre convertirse en un éxito muy querido por el público.”
Y es precisamente en esa conciliación entre la música y la palabra en la que incide la musicóloga Eva Sandoval, quien recuerda que Chapí y sus libretistas fueron figuras clave en el desarrollo del estilo musical y dramático de la zarzuela desde la década de 1880. Sandoval rescata una afirmación contenida en la crónica que con motivo del estreno escribió el crítico de la época Joaquín Arimón quien viene a subrayar esta crucial característica: “La música se adapta perfectamente a las condiciones del poema y toda ella es hermosa e inspirada”.
También es especialmente reseñable para la musicóloga el hecho de que El rey que rabió utilice “la misma táctica teatral y pedagógica que la opereta: la del «mundo al revés”, incorporando a nuestra lírica recursos y lenguajes de la opereta centroeuropea.
Función online
Como ya es habitual, una de las funciones de El rey que rabió se emitirá en directo en streaming a través del canal de YouTube, el perfil de Facebook y la página web del Teatro. La fecha elegida en esta ocasión es el jueves 17 de junio a las 20 h. (hora peninsular española).
Se pueden ya disfrutar en YouTube y Facebook la conferencia impartida por Eva Sandoval y un nuevo capítulo de la serie Viaje por la zarzuela, con López Reynoso y Bárbara Lluch como protagonistas.
El Rey que rabió se mantuvo ininterrumpidamente en escena desde el 20 de abril de 1891, cuando se estrenó en el Teatro de la Zarzuela de Madrid con el propio Chapí a la batuta, hasta el 15 de junio de ese mismo año. Además, se repuso en este mismo escenario en diciembre de ese año y enero de 1892, y poco después se presentaría en otros teatros capitalinos y de provincias. Mención especial merece su estreno en México con la Compañía de Zarzuela Española a mediados de julio del mismo 1891, solo unos meses después de su estreno en España. El eco que la obra de Chapí obtuvo en los medios de comunicación de la época fue extraordinario, hasta el punto de que el compositor de Villena se afianzó como autor de zarzuela grande.
Y es que nuestro Rey llegó para quedarse con nosotros, de generación en generación, y así desde hace 130 años. Ya lo advirtió el cronista tras asistir al estreno –en un artículo que tras la enigmática firma de K. es muy posible que estuviera el notorio periodista José Gutiérrez Abascal–: “El Rey que rabió está asegurado por mucho tiempo en su trono de La Zarzuela”. Y se añadía con cierto retintín: “No hay peligro de que sea destronado.” (El Heraldo de Madrid, 21 de abril de 1891).
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