Doce Notas

Iris Azquinezer: Doble reseña

cdsdvds  Iris Azquinezer: Doble reseña

Su tercer disco fue reseñado hace unos meses en Docenotas

Trato de ver cómo se llega a ese grado de madurez musical y profesional y lo mejor es estudiar las bases. De entrada, Iris es hija de la compositora María Escribano, desaparecida en plena madurez y de Manuel Azquinezer, promotor cultural que junto a otros profesionales de la escena fundaron Agada, un colectivo que fijo su base en Arenas de San pedro, Ávila.

Iris comenzó a estudiar música en Arenas de San Pedro y siguió sus estudios musicales en Madrid y posteriormente en Alemania, por lo que la influencia de Bach y del barroco en general cobra una importancia extrema. Llega a decir que «las suites de Bach son mi casa» no sólo las interpreta, si no que organiza audiciones de apreciación sobre estas en escuelas de música.

En Azul y Jade da cuenta maravillosamente de las dos primeras suites para violonchelo. Pero no sólo es gran conocedora de la materia, también compone, siempre con un grado de sutileza y originalidad cercano el misticismo y la más alta poética musical, los títulos dan cuenta de ello: Magdalena en seda, Oración, Crisis o El oso, la cueva, la miel y la abeja (esta última un bello paseo musical por un relato recreado con sonidos).

Un CD que sólo había escuchado en el ordenador y que gana mucho con un reproductor hi-fi en cualquiera de nuestras casas. No puedo por menos de acabar con una cita de María Escribano incluida en el disco: «la música es recuerdo, que toca, llama, golpea, despierta. Memoria que une…»

El segundo disco objeto de esta reseña, Hagadá, tiene un tono muy diferente, más extrovertido y abierto a muy amplias influencias, en concreto a la música sefardí. Realizado bajo en nombre de uno de sus proyectos «Zaruk» con el guitarrista Rainer Seiferth – involucrado también en el grupo Taracea– y otros colaboradores a la percusión, voces, santoor y handpan.

A veces los temas tienen un aire africano y el violonchelo es tañido sin arco, con una sonoridad un tanto jazzy. Muchos de los temas recogen la voz musical de la diáspora sefardí recogida tanto en España como en Grecia, uno de los grandes centros sefardíes del Mediterráneo, no hay más que recordar que Hitler construyó una línea férrea directa desde Tesalónica a Treblinka.

Los desarrollos, la instrumentación y la sonoridad se acercan a las visiones más avanzadas de las tradiciones musicales : Hagadá, Por ejemplo, nada en estas aguas musicales, las sefardíes y la evocación musical heredada de su madre compositora, se adentra en la mina poética y musical de una diáspora que impulsaron los reyes de Castilla y Aragón con su gran error – incluso económico– con la expulsión de las comunidades judías que habitaban en esta parte de la península, recordemos que Portugal no lo hizo. Adio querida – con una gran intro de guitarra-, A la una yo nací – con un final muy flamenco que le da más jondura-, Los guisados de la berenjena, pieza muy difundida y evocadora muy certera de la música sefardí con una ronda de llamada-respuesta entre guitarra y violonchelo, muy del gusto de todas las músicas populares.

El único tema con voz es una melodía revisitada, ya apareció en el tema Hagada, es A la nana y a la buba.

Acaba el disco con dos temas que introducen nuevos paisajes, sonoro el primero en el tema La vida con un pasaje con el handpan, y melódico en el tema final con la melodía serbia Aide Jano.

Un gran disco que visita muchos lugares vitales, musicales y poéticos, siempre personales. Una escucha muy placentera en todas las que han propiciado estos días de menos actividad y si se le acompaña de un verdejo de la tierra aumenta el placer.

Si no lo encuentran en su tienda habitual de discos pruebe en www.iriszaquinezer.com y a disfrutar.

Imagino un directo esplendoroso el de Zaruk. ¡¡¡A ver si en el 21 se porta bien!!!

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