Luego la música y las amistades familiares nos han vuelto a juntar en varias ocasiones, especialmente en sus intervenciones con Gala Pérez Iñesta, violinista, con quien formó dúo.
Que yo sepa este es su segundo disco como líder y el primero como solista. Elige un repertorio muy adecuado, como inteligente que es. Experta en las obras para violonchelo del gran músico alemán, J S Bach – que usa incluso para cursos de apreciación sobre su música y momento musical, el periodo barroco- nos ofrece dos piezas fundamentales: III Suite en Do Mayor y IV Suite en Mi bemol Mayor. Magistrales en tempo, intensidad, dinámicas y afinación. Muy interiorizadas, una delicia. No puedo dejar de destacar el Bourre I y II de la primera pieza, obra que todo rockero seguidor de Jethro Tull debía saber cantar de memoria en los setenta, y a veces intentarlo con la guitarra para mayor frustración.
Pero no se queda ahí este disco. A Bach le acompañan sus propias composiciones: Bereshit, algo así como el principio, el génesis, la primera palabra en la Torah.
Con Tres danzas a la luna rinde homenaje al astro tan relacionado con la mujer, en tres movimientos, el ultimo Veima dedicado a las tres mujeres de su vida. Muy evocadores, bien armados y muy profundos, jondos diría un flamenco.
Acaba el disco con otra evocación a una mujer, como ella, abulense. Teresa de Cepeda y Ahumada, mística castellana reivindicada por todas las religiones peninsulares incluida la poesía y cierto ateísmo espiritualista. Nada te turbe ( Santa Teresa en seda). Iris traslada esta espiritualidad a sonidos y a las cuerdas de su instrumento. Un acierto.
El momento de edición del disco no puede ser más oportuno, ahora que apenas se venden puede ser un gran regalo propio o ajeno. La escucha relajada es absolutamente placentera. Muy recomendable. Magnifica edición por cierto, muy cuidada.
Seguro que en tiendas especializadas se consigue, si no www.irisazquinezer.com y a disfrutar.
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