Doce Notas

El Teatro Real estrena una nueva producción de Rusalka, de Antonín Dvořák

lirica  El Teatro Real estrena una nueva producción de Rusalka, de Antonín Dvořák

@ Javier del Real

Rusalka, estrenada en Praga en 1901, fue la penúltima de las once óperas de Antonín Dvořák (1841-1904) y, sin duda, la más célebre de todas las que compuso. Para Joan Matabosch, director artístico del Teatro Real, «es un acontecimiento mayúsculo, después de una ausencia de casi un siglo en la programación del Teatro Real».

El libreto, del poeta y dramaturgo Jaroslav Kvapil, está basado en la leyenda centroeuropea que inspiró el libro Undine (1811) de Friedrich de la Motte Fouqué y en el cuento La sirenita (1837) de Hans Christian Andersen, en el que una ninfa de las aguas decide abandonar su mundo acuático a cualquier precio para perseguir al príncipe al que ama.

La partitura, en la que laten sutilmente el influjo de Wagner y de las corrientes del nacionalismo musical centroeuropeo, entrelaza diferentes leitmotiv y temas del folclore bohemio, con una distinta orquestación para representar el mundo de la naturaleza y los espíritus ­-con mayor riqueza armónica y una paleta tímbrica diáfana y delicada- y el mundo de los hombres, con una instrumentación más convencional y oscura.

Ivor Bolton, que estará al frente de la orquesta, explicó que «se trata de la penúltima ópera de Dvořák y su reputación venía de la música de cámara y la música sinfónica. Nace después de una instancia del compositor en Estados Unidos donde escucha música de Wagner. El resultado es una de las mejores partituras jamás escritas. Es delicada, completa, con diferentes leitmotiv para cada uno de los personajes. Es admirable y por eso es memorable, porque es ambiciosa también en duración, pero se pasa en un suspiro. Es un gran hito de la ópera en general».

El director de escena Christof Loy tiende un puente entre estos dos universos aparentemente irreconciliables, ahondando en los sentimientos, pasiones, anhelos y contradicciones de los personajes, que, en una atmósfera fantasmal, transitan de la vida al escenario, en una producción que es un profundo homenaje al teatro como territorio de catarsis y sublimación de las emociones.

El reino de las aguas -con Rusalka, su autoritario padre Vodník, la avezada hechicera Ježibaba (convertida en su madre) y las ninfas, sus hermanas- esconde complejas y conflictivas relaciones entre los personajes que, en la concepción de Loy, se transforman en una extraña y olvidada familia de teatro con un pasado glorioso, cuyos miembros, como espectros, viven de recuerdos nostálgicos, pero también de ilusiones. Y en ese espacio cerrado, decadente y evocador concebido por el escenógrafo Johannes Leiacker, con iluminación de Bernd Purkrabek y vestuario de Ursula Renzenbrink, todo se mueve con el sueño de una bailarina coja enamorada, que aspira a llegar al cielo con sus zapatillas de punta y el poder transformador del amor.

Para Loy la ópera «trata del viaje psicológico de la protagonista entre lo terrenal y lo espiritual y el final es profundamente religioso porque se ve que las contradicciones son parte del mundo terrenal y el perdón forma parte del ser humano».

En los dos selectos repartos se alternarán, en los papeles protagonistas, las sopranos Asmik Grigorian y Olesya Golovneva (Rusalka); los tenores Eric Cutler y David Butt Philip (El príncipe); las sopranos Karita Mattila y Rebecca von Lipinski (La princesa extranjera); los bajos Maxim Kuzmin-Karavaev y Andreas Bauer Kanabas (Vodnik) y las mezzosopranos Katarina Dalayman y Okka von der Damerau (Ježibaba).

El Coro y la Orquesta Titulares del Teatro Real interpretarán por primera vez esta ópera, que vuelve al escenario del Real después de 96 años de ausencia y a punto de cumplir el 120 aniversario de su creación.

También se llevarán a cabo una serie de Actividades Paralelas en colaboración con otras instituciones, hasta el mes de diciembre.

Medidas de seguridad

Para adaptarse a la normativa de seguridad sanitaria vigente, las funciones tendrán un aforo máximo del 66 por ciento, habrá una butaca vacía interpuesta entre uno o dos asientos de la sala y se anticipará media hora el inicio de las representaciones de lunes a sábado, que comenzarán a las 19,30 h. Las funciones del domingo se mantienen a las 18 h.

A estas medidas se suman un nuevo Plan de Atención al Abonado del Teatro Real, que permitirá la experiencia del abonado con novedades como un punto de atención personalizada con una notable ampliación de los horarios.

Además, tal como explicó el director general del teatro, Ignacio García-Belenguer, el Real, apuesta por la desinfección de sus instalaciones mediante radiación ultravioleta para garantizar el bienestar y salud de sus artistas, trabajadores y espectadores y se hacen test serológicos semanalmente al personal del teatro.

Al hilo de estas medidas de seguridad adaptadas a la situación derivada del Covid-19, Matabosch recordó que «tenemos un protocolo sanitario que se cumple a rajatabla. Es una situación complicada pero no imposible y si hay un imprevisto, nos adaptaremos, pero nuestra idea es tirar hacia adelante. Hasta ahora hemos encontrado la forma de lidiar con todas las dificultades para llevar a cabo nuestra actividad y, si no es posible, encontraremos otras fechas para las producciones que no puedan hacerse.

www.teatroreal.es

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