Doce Notas

La “hucha” cultural

jazz y mas  La “hucha” cultural

Pero nos encontramos en Europa en un momento en que la principal seña de identidad, la cultura y nuestra forma de ver el mundo, están en entredicho internamente política – derechas- y socialmente – globalización desbocada-.

En estos meses de pandemia, soledad y meditación trataba de hacerme idea de todo lo que habíamos dejado atrás: reuniones, viajes, cultura, publicaciones. Es inmenso el listado de suspensiones y cancelaciones desde marzo hasta ahora – siguen cancelando actividad para noviembre y diciembre- y el estropicio a las finanzas de las organizaciones culturales públicas y privadas que se estaba produciendo. De forma sencilla y rápida tengamos en cuenta que la administración española destina el 0.4% de sus recursos anuales a la cultura. La cultura devuelve 8 veces más, el 3,2%. Pero no eso lo más importante ahora, lo es la cantidad de “visibilidad” interna y externa de la cultura en España y en el mundo: cientos de festivales a los que no se ha acudido, giras canceladas, premios no recibidos, teatros y auditorios en Europa y el resto del mundo sin artistas españoles.

Solo me he atrevido a escribir estas notas cuando han ido apareciendo cifras, ideas, artículos sobre este fenómeno. Leía hace unos días en The Guardian que no menos de 2000 mil euros obran en poder del Tesoro Británico como ahorro de lo no transferido a sus instituciones culturales, públicas y privadas. Junto a esto este otoño entran en bancarrota los portaaviones de esa cultura tanto en Londres como fuera, ya que al estar prácticamente cerrados no recaudan su 30-40% de financiación por medio de la taquilla, pero tienen que seguir pagando personal, instalaciones, mantenimiento…la lista era mareante.

¿Y qué pasa en España? Tanto Ministerio de Cultura como CCAAs han suspendido sus programas propios ya planificados o reducido al mínimo esos programas – producciones, festivales- imposible cuantificar exactamente el ahorro, pero estamos viendo cómo se convocan extraordinariamente subvenciones – muchas relacionadas con los gastos Covid- pero también para mantener estructuras de producción, las que quedan después del paso arrasador de la crisis del ladrillo y financiera en España y de los gobiernos y leyes conservadoras.

Ayuntamientos, son los más “gastadores” en estos momentos porque los ciudadanos demandamos cultura en los niveles más pegados al territorio: equipamientos, festivales, programaciones, fiestas…pero un ayuntamiento como el de Valladolid podría tener una hucha cultural de 2 o 3 M de euros fácilmente. Muchos programas se han reducido al mínimo y los meses que quedan por delante son “peligrosos” para las reuniones no muy controladas.

Si ese 0,4 % del gasto en cultura se viese con los ojos de lo que hemos pasado y estamos pasando, en 2020 seguramente se quede en un 0,2 %. A esta pérdida de recursos públicos hay que sumar lo aportado por personas, familias y empresas en su consumo cultural. Una enormidad que podremos comprobar en los estudios del Ministerio y SGAE que se publiquen en 2021.

¿Qué se podría hacer? De entrada, las administraciones españolas podrían hacer lo que las alemanas: apoyar las estructuras productivas culturales para que no desaparezcan. Algo así como los ERTE del Ministerio de Trabajo, pero con las organizaciones en forma de apoyo, de ayudas extraordinarias. Si no, muchos proyectos creativos, de gestión y de comunicación cultural muy interesantes van a desaparecer directamente, cuando no la organización entera, habiendo dinero para evitarlo.

¿Controles? Los que haga falta, pero no cayendo en uno de los males españoles: el vuelva usted mañana de la burocracia administrativa.

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