Doce Notas

“Sotto il bla bla bla…”: La Belleza. Una educación estética

libros  “Sotto il bla bla bla…”: La Belleza. Una educación estéticaHay que admitir que entre el músico que pasa horas cantando o tocando y el filósofo hay una distancia notable –desde lo práctico- en cómo se percibe la música. Pero entre medias está el pensamiento musical y quienes se dedican a él, que pueden responder a muchas preguntas que, entre el ensayo y la hora de dormir, se hace uno. Es por esto que la aparición de textos sobre estética, (ya sea musical o lato sensu) desde una perspectiva diferente, es algo de apreciar de manera especial.

La belleza. Una educación estética de Frédéric Schiffter llama la atención por las razones antes expuestas, sobre todo si pensamos que es un filósofo escéptico hablando sobre belleza. Aunque no se trata de un texto dedicado a la estética musical exclusivamente sino a la estética en su amplio sentido, la manera en que se plantea y la línea de pensamiento del autor podrían ser razones para un acercamiento a este por parte de un músico cualquiera, siempre absorbido por su preocupación por lo técnico que lo diferencia de otros artistas como aquellos dedicados a las letras o a las artes visuales.

Aunque no es un libro escrito de forma narrativa sino que sus seis apartados son seis espacios en los cuales habitan relatos sobre ideas en torno a la belleza, no podemos evitar leer de manera lineal algo que se parece tanto, de entrada y en cuanto a lo formal, a un discurso normativo. Y he aquí el primer gran pero del libro, el primer apartado se sirve de un relato metafórico en torno a la belleza de la mujer que a los “oídos” de alguien del siglo XXI que no sea un hombre heterosexual cisgénero, resulta tedioso. Y ya sabemos que pasa con las primeras impresiones.

Por suerte en el libro cada apartado funciona en gran medida de manera independiente, y en esta exposición de ideas en torno a la belleza se pueden rescatar algunas de ellas que resultan interesantes, exempli gratia: “mi educación estética y sentimental -¿cuál es la diferencia entre ambas?-” o, al referirse a una experiencia perceptiva concreta que relata en primera persona, “¿Lo sublime kantiano o la nostalgia platónica?”. Pero también nos encontramos con algunas asunciones discutibles, por ejemplo, en el segundo apartado: “La agitación y la contemplación”.

La sensación que deja el libro después de leerse es que se parece formalmente a La grande belleza de Paolo Sorrentino, pero que no termina de funcionar, un libro interesante de leer que termina siendo, como diría un milenial, “un La grande belleza mal”.

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