Esto era así en los 70 y 80, hasta que llegaron los italianos y revolucionaron este campo. Este es el caso, un libro magníficamente editado sobre una de las personalidades del «club de los 27» los que perdieron la vida a los 27 años: Brian Jones, Jimmy Hendrix, Janis Joplin, Kurt Kovain, Jim Morrison.
¿Qué tiene de especial Jim Morrison? Primero, era rockero de Los Ángeles no de San Francisco, aquí mas orientados hacia el folk, la psicodelia y el flower power. La misma diferencia había entre Frank Zappa y Jerry Garcia. Segundo – como Zappa – hijo de militar, algo que puede explicar cierta radicalidad en sus maneras. Y tercero – como Patty Smith– devorador de poesía francesa – Baudelaire, Rimbaud- de teatro – estos fueron sus estudios, admirador del Living Theatre– y poesía beat, como ellos recitaba sus poemas con fondo musical de la época.
Pronto dejó la universidad para declamar sus propios textos con el fondo de un extraño grupo: guitarra, teclado, batería. Sin bajo, no habría baile entonces. Sus compañeros además grandes conocedores de músicas exóticas en California como es el flamenco y la música española además del jazz y del blues, claro. The Doors, admiración por Aldus Huxley y William Blake.
Con esos «mimbres» comenzaron un viaje de cinco años y seis discos en estudio con Morrison, alguno más sin él y con grabaciones anteriores descartadas. Discos que les catapultarían al estrellato del rock con todos los excesos posibles: drogas y alcohol amen de sexo explícito en el mismo escenario (Miami). Todos los boletos para el desastre y la división, que llegaría en 1971 cuando Morrison decide recuperar su afición literaria y se viene a vivir a París, donde continuaría con los excesos que le llevan a su muerte.
El libro está muy bien estructurado, por temas, de los que se encargan diversos autores y se remata con una conversación breve con sus compañeros musicales. A destacar la maestría de Ray Manzarek, auténtico genio musical, compositor y arreglista muy destacado y Bob Kriege, guitarrista muy jazzy y flamenco. No extraña entonces que su carrera aunque breve sea muy estudiada en las escuelas musicales actuales. The Doors realmente abrieron las puertas de la percepción, no sólo, musical a varias generaciones en los sesenta y setenta.
Una gozada recordarlo con estas lecturas, merece mucho la pena. En su librería más cercana.
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