Me dirán algunos que el maltrato es idéntico en educación, sanidad, dependencia, etc. No lo dudo, pero no me atrevería a formular sugerencias sobre esas materias. Vamos por partes: la principal obra de maltrato es la financiación pública de la cultura en España (menos de 50 euros por persona sumando todas las aportaciones). Estamos con unos presupuestos de crisis prorrogados y estos ya eran el cincuenta por ciento del periodo anterior a 2010.
Pero no solo de “pan” vive la cultura, habría que llegar a un pacto de subida paulatina si se abordan otros asuntos menos costosos, pero igualmente de gran calado, como son las políticas de cooperación entre administraciones y entre diferentes departamentos de cada una de ellas. O en materia fiscal, impuestos que puedan devengarse en varios ejercicios cuando se tiene un pico de ingresos – pasa en el cine y la música- o regular mejor algunos temas laborales: jornadas de trabajo en itinerancia, pago temprano de las recaudaciones de taquilla, y en el caso de las artes escénicas residencias con exhibición y pago dinerario de la obra creada, no solo en especie con el equipamiento.
Habría que hablar sobre normativas de redes y circuitos escénicos por parte del Ministerio de Cultura, hay regiones que solo viven del producto interior frente a otras que abren sus circuitos. Homologación de las ayudas públicas, sin necesidad de uniformizarlas; apoyo a los creadores emergentes al acabar su periodo de estudios, especialmente en la danza, desaparecida de las parrillas de programación.
El Estatuto del Artista: hay que hacer una “venta” a otros agentes políticos como comunidades autónomas y ayuntamientos, no solo quedarse en el Parlamento y en el BOE.
Avance en la puesta en marcha de un estatuto europeo de empresa cultural: cine, librerías, artes escénicas, editoriales…muchas de ellas apenas pagan salarios – bajos- y retienen unos mínimos ahorros para contingencias, con una fiscalidad muy desfavorable.
¿Lo peor? En mi opinión estas cosas pasan en el sur de Europa frente a un norte más provisto de recursos y normativas, pero Francia y antes Gran Bretaña se han contagiado de esta “austeridad cultural” y la marea parece que sube, según nos dice la Unesco.
La cultura es el rostro de una sociedad y nos estamos desdibujando a marchas forzadas.
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