Doce Notas

Aurora Peña publica su primer álbum en solitario

 

La joven Aurora Peña nació en Valencia, donde se tituló con honores en la especialidad de Canto. En 2016, cursó el Máster de Música Antigua con Matrícula de Honor en la ESMUC (Escuela Superior de Música de Cataluña). La soprano también es licenciada en Filología inglesa por la Universidad de Valencia y ha publicado dos recopilaciones poéticas: Diari de migdia y Tiempo de luciérnagas. Hace cuatro años debutó en el Teatro Real de Madrid con la producción de Dido y Eneas, y en el Teatro de la Zarzuela con Los Elementos, de Literes, ambas dirigidas por Aarón Zapico.

Amoroso Señor es su primer CD en solitario, que recoge cuatro “Cantadas” del compositor José de Torres, y que ha grabado con la agrupación Concerto 1700, bajo la dirección de su primer violín, Daniel Pinteño. El próximo miércoles, 20 de marzo, Aurora Peña y Concerto 1700 presentarán su nuevo álbum, con un recital en la capilla del Palacio Real, que se enmarca en el XXIX Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid.

¿Cómo digeriste la noticia de tu participación en el Festival de Arte Sacro?

Me hacía mucha ilusión cantar las “Cantadas” de José de Torres en la capilla del Palacio Real, porque es el lugar conceptual para el que se compusieron. La música es de mucha calidad y supone una recuperación inédita del repertorio barroco español.

¿Qué tiene de especial la música antigua que no se encuentra en otros estilos musicales?

La libertad con la que puedes hacer tuyas las obras, sobre todo, en cuestión de las variaciones de los “da capos”. ¡No todo está escrito! Evidentemente, hay que seguir unos condicionamientos estilísticos, pero eres muy libre de dar tu interpretación. Quizá, también, que los intérpretes de música antigua son más conscientes de la importancia del texto que algunos intérpretes y directores de música romántica.

¿Cómo surgió esa pasión por la música antigua?

En mis primeros pasos en la música, coincidí con varias personas que estaban dedicadas a la música antigua. Fue por eso, por lo que mis primeros trabajos fueron de música barroca, que es lo que más hago. Posteriormente, surgió mi grupo, “La Arcadia”, que es un sitio donde puedo cantar lo que me gusta.

¿Te planteas traspasar las fronteras de otros repertorios?

Sí, ¡me encantaría! De hecho, ya he cantado “belcanto”. Hace 3 años canté “La sonámbula” en Asturias. Lo que más me gustaría es que fuera lo que fuera, sea en escena. Me encanta cantar en concierto, por supuesto, pero la unión del teatro con la música en la ópera, me llama mucho la atención.

¿Qué significó para ti debutar en el Teatro Real con Dido y Eneas en 2015?

¡Me tocó el ángel de la guarda! Que me cogieran en esa producción fue lo que hizo que empezara a hacer más cosas. ¡Aprendí lo que no está escrito! Me hice mayor y abrí los ojos por primera vez. En definitiva, empecé la producción como una niña a la hora de trabajar y salí siendo una mujer.

Además de soprano, poetisa, ¿cómo compaginas la creación literaria y tu carrera como cantante?

La verdad que es el algo que he hecho desde que tengo uso de razón. Escribir cuentos, cortos y poemas lo he hecho desde que aprendí a escribir. Nunca lo he visto en mi edad adulta como algo a lo que me dedicaría; aunque de pequeña sí que quería ser escritora. Para mí es algo terapéutico y me sirve de entretenimiento. Me llaman mucho la atención los concursos de poesía. Mis dos recopilaciones poéticas, “Diari de migdia” y “Tiempo de luciérnagas”, fueron publicadas porque gané dos concursos y el premio era su publicación. En algún momento de mi vida no descarto escribir algo y publicarlo, pero por ahora no tengo tiempo.

Uno no nace queriendo ser cantante de ópera, ¿cómo has llegado hasta aquí?

De pequeña iba a natación, pero no me gustaba. Cuando tenía 7 años, un día vino una chica a mi colegio de primaria para anunciar que iban a abrir un coro en la escuela. Justamente, el día que se reunía el coro coincidía con uno de los días que yo iba natación. ¡Fue la excusa perfecta para dejar de ir! Desde los primeros meses que estuve en el coro, empezaron a darme los solos. A los 15 años preparé a marchas forzadas la prueba de acceso al grado medio, y a partir de ahí, nunca he tenido dudas de que esto es lo que quiero.

¿Cuándo supiste que era el momento de dar el salto a los escenarios?

¡Es tan difícil saber eso! Te lo va trayendo la vida.

El rol que siempre has querido cantar.

¡No sé qué decir! Las heroínas haendelianas, en general, me apasionan; pero, en especial, Angélica, de “Orlando”. Sobre ella hice mi trabajo final de máster, porque me parece un personaje, no solo en la ópera, sino también en el “Orlando Furioso” de Ariosto, super avanzado a su momento, a pesar de que se escribiera a finales de la Edad Media.

Un compositor.

Haendel me fascina.

¿Ópera u oratorio?

Ópera. El oratorio es genial y me encanta, pero actuar cantando es lo que realmente me apasiona.

¿Tienes algún truco para superar el miedo escénico?

¡Sabérmelo muy bien! No me pongo casi nada nerviosa cuando sé que lo tengo todo controlado y aquello que puede salir mal es un margen muy pequeño.

¿En qué piensas cuando sales al escenario?

Depende. Si hago escena, pienso en las emociones del personaje y cómo me afecta lo que dicen otros. Evidentemente, no puedo decir que no haya pensado en la lista de la compra en algún “milimomento”. Si estoy en concierto, intento hacer un personaje, no quizá de cada aria, pero sí mostrarme lo más orgánica posible al explicar o actuar el texto. Cuando tengo que esperar mucho entre una obra y otra, porque intervienen otros cantantes, me relajo, pienso en otra cosa, miro al público y reflexiono sobre la suerte que tengo de estar ahí.

Y para ser más convincente en lo expresivo, ¿utilizas algún recurso?

Intentar no hacer de más y pensar los gestos como los haría el personaje.

¿Qué importancia tienen los estudios reglados de canto en la formación de un cantante?

En general, reglados o no, los estudios siempre enriquecen a la persona. Un cantante no solo tiene que saber de técnica vocal, su formación y enriquecimiento cultural debe de ser muy amplio; tiene que saber idiomas, historia de la música, historia del mundo, escena, etc. Yo hice toda mi formación reglada, pero creo que es viable alcanzar el mismo conocimiento de manera no reglada. Si alguien encuentra buenos profesores y dicho enriquecimiento por sus propios medios, me parece fantástico también. Aun así, quizá es más fácil seguir el camino académico, porque ya lo tienes todo junto.

¿Cuál es tu opinión sobre estudiar con más de un profesor de canto a la vez?

Me parece óptimo. ¡Lo mejor que puedes hacer! Yo lo he hecho – no tengo ningún problema en decirlo – y fue para mí muy beneficioso. Todos mis años como estudiante de grado medio y grado superior tuve mi profesora fuera del conservatorio, la soprano Pilar Moral. Mis profesoras en el conservatorio fueron la contrapartida ideal para mi profesora fuera. Pilar fue mi maestra, y no solo en el canto entendido como técnica vocal, sino también en cómo empezar en esto. Ella siempre me dijo: ten profesores que te ayuden, y si son dos, pues doble ayuda y progreso. Hay profesores que son super celosos y no lo entiendo. Yo también he sido profesora muchos años y siempre lo he dicho: “no me importa en absoluto que vayáis con quién os vaya bien. Si vosotros estáis cómodos y veis que avanzáis, ¿qué problema hay?”

¿Qué tiene que hacer un joven cantante para promocionarse?

Hoy en día, creo que las redes sociales son el quid de la cuestión. También hay que evitar quedarse encerrado en la burbuja del conservatorio y seguir las reglas académicas. Hay que ser muy prudente, pero atreverse a salir del cascaron y darse cuenta de que esto es una profesión, un trabajo. Si solo sigues el caminito estrecho marcado por la academia, nunca vas a tener un contacto real con el mundo.

Un consejo para los estudiantes de canto.

¡Armaos de paciencia! La voz, pese a los límites de edad impuestos por “opera studios” y escuelas varias, no madura hasta cierta edad. Ahora, estoy encontrando otra etapa de mi voz, aún emergente. Voy descubriendo un sonido no tan joven, pero todavía me queda muchísimo; con 20 años, o incluso con 25, no tienes un instrumento maduro, te das cuenta luego. La voz tiene su propio proceso muscular de desarrollo.

Por otra parte, buscad en lo que sois buenos. Me he cruzado con mucha gente que quiere cantar ópera, ciñéndose exclusivamente al repertorio que todos conocemos. Son muy buenos cantantes, pero se topan con un muro que no pueden traspasar por la saturación del mercado. A no ser que tu voz, desde el principio, sea un instrumento verdiano, claramente; lo mejor es que busques en lo que puedes destacar, aportando cosas que nadie o muy poca gente puede hacer.

¿En alguna ocasión te has visto discriminada por cuestión de sexo en tu desempeño profesional?

No por ser mujer como tal, pero sí es cierto que en audiciones, concursos y pruebas de acceso valoran muchísimo la juventud, especialmente en las mujeres. Aunque soy joven, ya me he encontrado casos en los que por ser chica el límite de edad es menor que en las voces masculinas, incluso reacciones como: “no estás al principio de tus veinte”, y eso a un hombre no se lo dirían.

Entonces, ¿consideras que en el mundo de la música existe cierta discriminación hacia la mujer?

Yo, como soprano, no la he sentido tanto, aunque sí existe. Algo llamativo, por ejemplo, es ese techo de cristal en cuanto a directoras. Hoy en día hay muchas más mujeres en el mundo de la dirección que antes, sin embargo, la imagen que tiene una persona de un director de orquesta es masculina. Si piensas en un director de orquesta piensas en la figura de un hombre. ¡Por suerte esto está cambiando mucho! Recientemente, he trabajado con Virginia Martínez, directora de la Orquesta Sinfónica de Murcia, y es una profesional fantástica. Dentro de poco, también colaboraré con Elisa Gómez. ¡Hay que seguir luchando porque se iguale ese techo de cristal!

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

El 20 de marzo en el Festival de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid, presento mi primer álbum en solitario con Concerto 1700, una actuación que tendrá lugar en la capilla del Palacio Real. Nada más terminar, vuelo a Alemania donde tengo un concierto con el conjunto Lautten Compagney. Próximamente, también interpretaré el “Stabat Mater” de Dvorak con la orquesta de Guadalajara.

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