Doce Notas

El poder de la música

opinion  El poder de la música

La verbena de la Paloma es uno de los títulos más reconocidos dentro del género de la Zarzuela. Se trata de un sainete lírico en un acto, con música del compositor Tomás Bretón y libreto original de Ricardo de la Vega que fue estrenado con gran éxito en Madrid, el 17 de febrero de 1894.

El Teatro de la Zarzuela eligió esta obra para desarrollarla dentro del Proyecto Zarza, una interesante iniciativa, que, desde el teatro madrileño, se lleva realizando desde hace dos temporadas. Su premisa es clara: acercar el género de la Zarzuela a los más jóvenes con funciones escolares y familiares. Y a juzgar por el éxito de público de esta y las otras dos temporadas, es algo que está logrando. Después de asistir junto a un público entregado a la última de las funciones, el pasado 3 de marzo, he podido comprobar que esta fresca propuesta, hecha desde «el respeto » y con «libertad y educación», como comentó en el coloquio posterior, el director artístico Daniel Bianco, y con unos cantantes jóvenes solventes y entusiastas, ha logrado que un público joven conozca un poco más nuestro género lírico y despierte su curiosidad quizá para seguir asistiendo al teatro a conocer otras propuestas.

La trama original trata de la desesperación del joven Julián, que se consume de celos al ver a su novia, Susana, coquetear con el viejo boticario, don Hilarión. Tras armar un buen jaleo en la verbena de la Paloma, los jóvenes enamorados se reconcilian.

Esta nueva versión mantiene todos los números musicales, pero cambia los textos no cantados, que se han adaptado a esta nueva propuesta escénica que sitúa la historia en un centro cultural de barrio que está a punto de ser inaugurado. Todo se sobreviene al mismo tiempo, la fiesta de la Virgen de la Paloma, el asfixiante calor, los celos.. y el lío está servido.

En esta versión, tenemos como hilo conductor, a la pareja formada por Lara Chaves en el papel de Directora del Centro, que sobresalió por su seguridad, desparpajo y simpatía, y de Etcheria Chan en el rol de Marta, una ayudante de origen chino que conoce mejor que nadie las costumbres de nuestro país incluida la Zarzuela. Entre los cantantes destacaron además de Chaves y Chan, un divertido Mitxel Santamarina como particular sereno y la checa Ema Hubacková como Antonia.

A partir de ahí se alternan los números musicales más reconocidos y que hacen vibrar al público al mismo tiempo que se proyecta detrás, en una pantalla, lo que se supone es un trabajo del curso de cine, que habla del poder de la música entre los más jóvenes. Y ahí es donde está el quid de la cuestión: La música nos ayuda en momentos difíciles, nos emociona, nos comunicamos a través de ella y es un elemento aglutinador de sentimientos.

Hay momentos muy emotivos como el de una de las cantantes que explica que su abuela, Mari Pepa, que no recuerda ni reconoce a nadie, solo recupera un poco la memoria cuando escucha las notas de Mari Pepa de mi vida, de La Revoltosa o cuando Marta canta Como nací en la Calle de la Paloma, de El Barberillo de Lavapiés,  y le imponen el bien merecido mantón.

Destaca la impecable labor del maestro Oliver Díaz que ha sido el encargado de reducir para octeto y piano, la partitura de Bretón, y se desdobla en el papel de director/pianista. La formación brilla y parecen muchos más en el escenario.

Los cantantes fueron seleccionados entre los 300 jóvenes que se presentaron a las audiciones, con lo que se nota que hay talento y ganas en nuestro país para desarrollar propuestas escénicas con voces jóvenes en el futuro.

Como comentó una de las intérpretes al finalizar la función, «acercando este género lírico de esta manera nos acercamos a los jóvenes». Sin duda, el objetivo está cumplido. Dar a conocer a las nuevas generaciones la música y las letras que conocieron sus padres, abuelos o bisabuelos con una propuesta renovada, fresca y divertida. Al acabar la función oí a uno de los chavales que tenía a mi espalda: «de aquí salimos cantando». Qué gran verdad. Reconozco que al salir empecé a caminar por la calle Alcalá tarareando sin querer… ¿dónde vas con mantón de manila…?

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