Doce Notas

Con la música también se juega

opinion  Con la música también se juega

Con la Sala Sinfónica a rebosar de niños y sus familiares, el concierto Música y juguetes dio a los espectadores lo que prometía: un buen rato con reconocidas piezas destinadas inicialmente al público infantil de lo más actuales. Bajo la animada dirección de Silvia Sanz y con la complicidad de Goyo González como particular narrador, los músicos se quitaron la seriedad de otro tipo de conciertos sinfónicos y supieron guiar a los peques a lo largo de El país de los dibus.

Comenzaron con una inusual versión de el Bolero, de Ravel hecha con instrumentos tan insólitos como instrumentos y pistolas de juguete marcando el ritmo con pelotas o pequeños xilófonos. Esta pieza del músico francés y la reconocida O Fortuna del Carmina Burana, de Orff, fueron las partituras más «clásicas» del programa, pero a la vez vueltas del revés para captar la atención de su pequeño público, algo que consiguieron porque casi todos prestaron total atención y aplaudieron con tantas ganas como en momentos más álgidos como cuando sonó Qué festín, de La Bella y la Bestia, The circle of life, de El Rey León, o Supercalifragilisticoespialidoso, de Mary Poppins. (Estos dos últimos temas interpretados con mucha gracia por Paloma Friedhoff que se disfrazó para la ocasión)

El repertorio, en general, fue muy atrayente y, como estaba muy pegado a la actualidad de los dibujos animados, (con piezas dedicadas a Dora la Exploradora, Bob Esponja , Los Simpson o la Patrulla Canina), era de esperar que suscitaran el fervor de su público, aunque esto último no siempre es fácil. La orquesta y coro, su directora y narrador supieron captar desde el principio su interés y les fueron llevando por su particular viaje hasta llegar a uno de los temas estrella de Aladdin que muchos de los asistentes se sabían casi de memoria.

Los niños que tenía a mi alrededor se rieron, revolvieron de alegría pero ninguno vi que dijera en ningún momento «me aburro» (y los niños son así, si no les gusta algo te lo dicen) con lo que creo que la misión de la Orquesta Metropolitana y Coro Talía se cumplió con creces: llevar a los peques a una gran Sala Sinfónica, que abrieran la boca de puro asombro (esto ocurrió en las piezas de El Rey León, Mary Poppins o La Bella y la Bestia) enseñarles cómo es una orquesta sinfónica y cómo suena (muchos de los padres explicaban a sus hijos cómo se llamaban los instrumentos que tocaban los músicos, por qué afinaban al principio, qué función tiene la directora) y engancharles para que en el futuro puedan seguir yendo a una sala de conciertos para ver qué tal se lo pueden pasar. Y no es poco.

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