Mademoiselle
La editorial Acantilado nos tiene acostumbrados a interesante publicaciones. Esta vez es el turno de un texto dedicado a la influyente Nadia Boulanger, cuya labor como maestra y su magnética personalidad destacan en la historia de la música occidental del pasado siglo.
Siendo el interés de Monsaingeon el dibujar una semblanza de la especial personalidad de Boulanger, la forma escogida para este texto es el de un falso diálogo, donde el desfile de datos y anécdotas no oscurecen la intención del autor de acercarnos al pensamiento y a la manera de ser de un personaje tan singular. Para tal fin divide el texto en cinco grandes apartados temáticos y un epílogo.
El primero de ellos es el más general de todos y con el sugerente título de “Obertura a la francesa” logra el difícil cometido de ponernos en contacto con la cualidad del ser de la maestra francesa, algo quizás tan difícil en un relato sobre una personalidad como el tratar de describir un aroma y que Monsaingeon consigue de manera eficaz.
A partir de aquí y como es natural, el autor se acerca a Boulanger desde las diferentes maneras en las que esta se relacionó con la música que, aun teniendo en cuenta la discreción de la francesa hacia su vida personal y sus relaciones, parece haber sido casi su único motor vital.
El segundo apartado se titula “Las virtudes” y en él nos dibuja a ella y su relación con la gente: su percepción de la gente y del ser humano. Podemos ver aquí lo que le llamaba la atención o daba importancia en sus congéneres, sobre todo en aquellos dedicados a la música y en ella misma.
Sin duda, uno de los apartados más interesantes en el tercero, titulado “El oficio”, donde entra en harina con cuestiones tan trascendentales como el proceso creativo y el ser creativo a través de los comentarios sobre alumnos, obras y compositores. Aquí podemos ver descrito, de la manera natural que ha escogido el autor, la forma de enseñanza de la maestra francesa, que decía guiarse por el instinto para escoger, de su vasto conocimiento del repertorio y con su firme método, la manera de hacer sonar la propia voz de cada uno de sus alumnos de composición.
Para el apartado “Presencias” Monsaingeon se reserva el arsenal de anécdotas y datos de lo más interesantes, sobre todo si quiere uno hacerse una imagen de la red relacional de nuestra llamada música clásica. Es a partir de aquí donde podemos ir viendo desfilar a personajes de lo más variopintos, muchos de ellos inmortalizados en las historias escritas o no de nuestra música, como Igor Stravinsky, la princesa Marie-Blanche de Polignac o su hermana Lili Boulanger, por quien siempre sintió un profundo afecto.
“Dones y razones”, el quinto de estos apartados, es uno doble donde en un primer término habla de las más diversas cuestiones, todas ellas relacionadas con la performance, para dar luego paso, como apuntando hacia el futuro en este ficticio diálogo, a consideraciones sobre las nuevas músicas y los cambios en la estética musical, sin duda vertiginosos en el siglo que le toco vivir.
Un sentido epílogo a esta semblanza de la personalidad de Nadia Boulanger la constituyen los textos escritos para la ocasión de la edición original en francés de la pluma de algunos de sus alumnos más significativos, desde Leonard Bernstein hasta Murray Perahia.
En nuestra era de vertiginoso cambio tecnológico, sin duda la docencia es uno de los ámbitos más lejanos en el avance de la inteligencias artificiales. Así bien la publicación de textos sobre personas dedicadas a la enseñanza tan influyentes como Nadia Boulanger, nos ayuda sin duda a poner en perspectiva todo aquello que consideramos que –como cualidad– es nuestra humanidad.
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