Doce Notas

David Byrne: Burning down The–White–House!

opinion  David Byrne: Burning down The–White–House!

Con su primera formación Talking Heads, irrumpió con estética Pop – Warhol- en la escena muy punk de Nueva York. TH se conocieron y formaron en una “escuela de artes” frente al encuentro en la calle y los garitos de los punk. El jazz y blues ya habían accedido a los lofty se hallaba en una fase muy experimental y muy free, lo mismos que la experimentación y el minimal, que ya estaban en las galerías de arte y los museos.

Además TH irrumpen con una sonoridad soul-rock que sorprende al mundo musical y a la crítica, su negritud era una apuesta estratégica como hemos visto posteriormente…y eso siendo escocés el propio Byrne. Lugo se hicieron más Pop y nos regalaron algunos himnos – Once in a Lifetime, Burning Down the House– y esa gran maravilla de película – Stop Making Sense– a la altura de Home of the Brave de Laurie Anderson.

Al disolver TH, Byrne nos regala una visión antropocéntrica de la música y en sus viajes nos descubre – o redeescubre- el Caribe y Las Antillas, Centroamérica y México, América del Sur, Brasil, Africa…desde el Rei Momo en adelante no ha parado de producir discos para bandas emergentes de esas latitudes y asimilar la vertiente más humana, ritual y hasta religiosa de estas manifestaciones musicales.

Byrne, ya lo sabíamos, es obsesivo con las formas, todo lo lleva bien calculado – como Bob Wilson– al escenario, por eso el medio audiovisual se le da tan bien: cine, videos, etc. Siempre pensé que era una especie de Frank Zappa siempre de buen humor…frente a lo corrosivo del californiano la celebración y la fiesta del neoyorquino-escocés.

Todo esto lo deja claro en su magnífico libro: Cómo funciona la música. Lectura obligada para músicos y aficionados.

Ahora vuelve más “politizado” que nunca. Tardó 0,0 minutos en decirnos que no seamos en Europa tan tontos como los americanos del norte, que votemos – Every vote counts!– que nuestro voto marca la diferencia entre unos gobiernos con democracias imperfectas y un gobierno – Trump- abiertamente autoritario, demoledor para nativos, emigrantes y minorías de todo tipo. Por algo su reciente disco y gira se llaman AMERICA UTOPIA, posicionamiento frente a la distopía que ya se está viviendo allí.

¿El show? Enorme, coreografiado al milímetro, con una iluminación espectacular – los focos móviles seguían a cada uno de los músicos- un sonido apabullante y de una gran calidad – ¡se escuchaba bien hasta la pandereta!- con una coreografía pensada y diseñada para dar protagonismo a todos los integrantes de la banda…y eran 12!!!

¿De dónde le llega a Byrne todo este conocimiento? Entre otras cosas por sus magníficas colaboraciones con la gran coreógrafa americana Twla Tharp y Bob Wilson en la obra “The Catherine Wheel” de la que se desprendió también el disco “The Knee Plays” todo ello hecho en colaboración con la Dirty Dozen Brass Band de Nueva Orleans. Gloriosas colaboraciones que abren la paleta de colores musicales del soul-rock-pop inicial a las llamadas “músicas del mundo”…y empieza por lo más cercano. Por el sur USA que es uno de los pozos musicales del mundo.

A esta colaboración se suma la realizada con Phillip Glass sobre una obra poética de Allen Ginsberg e interpretada por el cellista Arthur Russell.

Todos estos elementos confluyen en una maravilla técnica y musical como son los conciertos que está realizando promocionando su nueva orientación escénica y musical. Un gran acierto el uso de inalámbricos siempre y para todos los instrumentos, que es lo que permite coreografiar el espectáculo de forma tan precisa y con el seguimiento – supongo que con tecnología wifi- de los focos móviles a cada uno de los músicos. Bellas imágenes y bella música para una obra optimista pero con el poso amargo de la actual pérdida de libertades en USA.

American Utopía” tienen un carácter más góspel más coral que los trabajos anteriores y resalto un especial acierto: la batería se descompone en ocho elementos de percusión, lo que da al conjunto más poliritmia y más vistosidad…un acierto enorme al imitar a las bandas de Nueva Orleans o las batucadas brasileñas. Es la deriva en la que ha entrado este gran creador musical, visual y escénico que no para de advertirnos desde el primer momento del concierto que usemos el cerebro…y votemos, no vaya a pasar lo que no queremos.

Ya para acabar una nota un tanto triste. En estos recintos se debería poder beber agua del grifo gratis – muy buena por cierto la de Madrid- y consumir tus propias viandas, el comercio musical-industrial debe de dejar de ser “la división de entretenimiento del complejo industrial-militar” como nos dijo Frank Zappa.

Supongo que seguirá de gira por Europa, si lo ven en sus vacaciones no lo duden, merece la pena por estar al tanto de creaciones artísticas como las que nos propone ahora David Byrne.

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