Doce Notas

Ted se sumerge en el pozo musical del Sur de EEUU

libros  Ted se sumerge en el pozo musical del Sur de EEUUPero vamos al lío del libro. Ted Goia es pianista, compositor, crítico, historiador, profesor…de jazz. Escribió una magnífica Historia del Jazz que también editó Turner en España, absolutamente recomendable.

Con Blues se sumerge en las aguas abisales de la música del Delta. En algún artículo de Doce Notas escribí que hay tres – seguro que hay más- pozos de música popular: el triángulo Sevilla-Jerez-Utrera para el flamenco, Cuba-Antillas para el son y la salsa, y el Delta para el blues. Ted se tira a bucear en el último.

Cuidado que hay muchos y buenos libros sobre blues, sin ir más lejos, mi biblia ha sido desde los primeros ochenta The Story of the Blues de Paul Oliver, leído, releído y hasta subrayado. Muchos otros reposan en mi librería o en las estanterías de algunas de las bibliotecas con sección de libros de música. Otro que recuerdo especialmente y del que busco ejemplar es las Rutas del Blues caminos, carreteras, lugares, músicos. Aunque para original el comic de Robert Crumb sobre los Héroes del Blues, el Jazz y el Country.

Para subrayar la importancia del libro de Goia baste con leer lo que él mismo dice de este proyecto: …cuando tenía veinte años pensaba ingenuamente que poseía un profundo conocimiento del blues…había estudiado las progresiones de acordes, los recursos rítmicos, los licks melódicos y las más enrevesadas reconfiguraciones beboperas y modales del blues…y sin embargo, tal como lo veo con el paso del tiempo, mi conocimiento no pasaba de la estructura del blues

Y se puso a la tarea. Al ver el índice del libro yo diferencio dos secciones: I, Blues acústico y II, Blues eléctrico. El segundo es que el que predomina en el imaginario del gran público: Chicago, guitarra-bajo-batería-voz-armónica, a veces saxo. Es sobre el que se estudia mejor la estructura del blues, es lo que se enseña en escuelas musicales. Años treinta en que se cierran las explotaciones agrícolas sureñas y los músicos –muchos de ellos trabajadores agrícolas- emigran al norte.

La estructura (II) en este caso, está soportada por una intensa base emocional (I) vivencial, racial, de esclavitud cercana y mera supervivencia, de insoportable racismo blanco…la vertiente acústica del blues – guitarra o banjo- armónica-voz-tabla de lavar. A veces recibía otros nombres: shouts, hollers, work songs…materiales de los minstrels shows, donde muchos de ellos ganaban unos dólares. En ese pozo musical sin fondo entra Goia y descubre lo que Alan Lomax tenía ya en sus cintas, que descansan en la Librería del Congreso USA (no comment)…

En el libro aparecen lugares, personajes, fechas, grabaciones como el reverendo W.C Handy, Ma Rainey, Bessie Smith, BLind Lemmon Jefferson, la plantación Dockery- auténtico campo de concentración y trabajos forzados- Charley Patton, Robert Johnson, Son House, Skip James, Bukka White, John Hurt, Willie Brown, Budy Guy, Big Mama Thorton, BB King, muddy Waters, John Lee Hooker, Big Bill Broonzy, Little Walter, Howlin´Wolf, Canned Heat y el gran guitarrista Henry Vestine, Eric Clapton y Cream, los Rolling Stones, John Mayall, Jimmy Hendrix…por nombrar solo unos pocos de la pléyade de grandes creadores de estas aparentemente simples estructuras musicales que sirven a músicos de todos los estilos posibles a contar y cantar sus tristezas e improvisar como medio de comunicación entre ellos y de comunión con la sociedad.

¿Recomendable? NO! Obligatorio en todas las bibliotecas y anaqueles domésticos de los aficionados…y no solo al blues, claro.

____________________________

 

Salir de la versión móvil