Maria Callas hubiera preferido tener hijos y una familia que alcanzar el éxito profesional. Tampoco le hubiera importado abandonar su carrera por amor. Mujer convencional arraigada a su tiempo y a las tradiciones de la época, así es retratada por el fotógrafo y cineasta Tom Volf.
Al igual que Floria Tosca, vivió del arte y del amor; una dualidad que se extrapola a su propia consideración como individuo. Fragmentada en dos personalidades interrelacionadas, Maria y Callas, ella misma estipula una división entre su faceta personal y artística. Maria, más tímida, la Callas, mujer de escenarios, son la conjunción del personaje icónico de la diva.
La juventud de la cantante se recupera a través de entrevistas de su época de madurez y fotografías de antaño. En los primeros minutos del documental se observan planos recurso que llenan el vacío gráfico sobre su niñez. Su breve adolescencia estuvo influida por las aspiraciones familiares en que se convirtiera en una prestigiosa cantante de ópera. Fue una niña feliz, pero por muy poco tiempo.
Maria by Callas se construye a través de un relato cronológico de la vida de la soprano. Ella misma pone voz a su presente, pasado y futuro a través de entrevistas e imágenes de archivo, muchas de ellas inéditas. Su voz, con sus matices y color, será un elemento preponderante a la hora de dar cohesión al documental. Tom Volf construye una narrativa inteligente intercalando la vida de la protagonista con grabaciones emblemáticas que no están escogidas al azar: Casta diva representa su llegada a París, Carmen su relación con Aristóteles Onassis y La Sonámbula, su ruptura.
La construcción narrativa también destaca por su estilo poético y alegórico. La voz de Fanny Ardant reproducirá con dramatismo una selección de cartas de la Callas a su docente Elvira de Hidalgo y a Onassis. La actriz destacará por su entonación y prosa, que si bien no es la de la soprano, tiene muchas similitudes.
El montaje de los planos sigue un orden coherente, a excepción de la superposición de distintas secuencias de la ópera Norma. La música constante unifica, mientras que las imágenes saltan entre distintos actos y escenas de la ópera. Esto genera un efecto molesto al observar la boca de la soprano moviéndose a destempo o la incapacidad de los compañeros de reparto por emitir sonido alguno.
Las declaraciones en base a las que se construye el documental serán en gran parte de la soprano. Solamente hay dos testimonios ajenos, el primero de Elvira de Hidalgo, profesora de canto de Maria Callas y, el segundo, de Rudolf Bing, director del Metropolitan de Nueva York entre 1950 y 1972. Quizá la entrevista con David Frost es lo más novedoso de la película, filme que incluye la grabación completa de arias emblemáticas de la soprano, como son Vissi d’arte, Casta Diva, O mio babbino caro y la Habanera de Carmen, además de otras del repertorio verdiano.
Maria Callas murió a los 53 años. El mundo de la ópera fue en ocasiones ingrato con ella y su amor le hizo sufrir. En este panorama sus mejores abstracciones se las dedica a Aristóteles Onassis y a la música, curiosa contradicción de su persona en un documental largo pero emotivo.
La película que se estrenó el pasado 11 de mayo, continúa esta semana en la cartela de Yelmo Cines Ideal en versión orginal.
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