Volvió a Alemania, donde reside en la actualidad y donde imparte clases. Pero su relación con España sigue siendo muy estrecha. Fruto de ella es la cantidad de obras que los compositores españoles han escrito y dedicado para él. En esta grabación podemos disfrutar, en sus propias manos, de una diversa selección que el mismo intérprete ha realizado entre todas ellas.
La selección comprende dos obras de José María Gallardo del Rey, ambas del estilo flamenco propio del compositor. La primera lleva por título Banderillas de Tiniebla, tomado de un verso del Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, en homenaje a Lorca. La segunda, Feria de Abril, lleva un título con doble sentido, el de la Feria de Abril de Sevilla, de donde surge el ritmo de sevillanas que domina la primera parte de la pieza; y la Feria de la Música de Frankfurt, que también se celebra en Abril, por ser el lugar donde surgió el encargo de componerla.
El compositor y guitarrista catalán Jaume Torrent aporta una pieza llamada Hommage a Benjamin Britten, formada por tres movimientos complementarios que representan los distintos estados de la experiencia común a todo género humano. Traum es una descripción de la experiencia onírica, un sueño absolutamente plácido en el que predomina la actitud de contemplación y la serenidad. Elegie es un movimiento de gran dramatismo. Representa la tragedia a partir de choques armónicos y contrastes dinámicos que acentúan la tensión y la conducen hacia la desesperación. Scherzo Barbarian representa el impulso de superación como acto de rebeldía ante la tragedia expresada en la pieza anterior.
Volviendo al flamenco encontramos las cuatro piezas que aporta Andrés Batista, maestro del intérprete. Estas son: Generalife, Tartaneros, Gitanilla y Sabor antillano (Guajiras). Una selección que incluye una amplia representación de los estilos flamencos, en la que se hace alarde de gran nivel técnico y de las diferentes vertientes de estos géneros.
A continuación encontramos la obra Kedem, de Jorge Fernández Guerra. El título hace referencia a la visión judía no lineal del tiempo histórico, un flujo temporal que “nos sitúa con nuestras espaldas hacia el futuro y nuestros rostros hacia el pasado”. Esta visión coincide con la de Walter Benjamin, y entronca esta pieza con Angelus novus, ópera del mismo compositor sobre textos del filósofo alemán.
Para finalizar encontramos dos piezas del compositor y guitarrista Agustín Castilla-Ávila. Ambas pertenecen a su etapa temprana, más tradicional y minimalista. En ellas la tímbrica y la resonancia del instrumento juegan un papel principal. A Once, la tonalidad de Do menor, poco apropiada para el instrumento, la dota de una sonoridad bastante oscura. En cambio, Preludio y Postludio, alterna las tonalidades de Mi mayor y Mi menor, mucho más aptas para la guitarra, donde las cuerdas al aire exprimen la resonancia natural del instrumento, elemento que el compositor aprovecha para construir la obra en torno a ella a base de arpegios, como si de un arpa se tratase.
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