Vaya por delante que una de las ideas que más me atraen del Jazz es el lema del Art Ensemble of Chicago: Jazz Ancient to the Future. Jazz: desde el pasado al futuro. Algo que nos defiende a muchos aficionados del sectarismo de otras prácticas musicales. Nos vemos en un lugar de la carretera musical en la que por los retrovisores vemos lo ha andado desde los primeros años del siglo XX en Nueva Orleans. Pero si miramos hacia adelante vemos ya jóvenes talentos que se incorporan desde otras sensibilidades musicales. Electrónica, música clásica y contemporánea, músicas de raíz, rap y hip-hop, improvisación contemporánea…todo se mezclará en esta gran olla a presión que es el jazz, tomando como base la música afroamericana.
Todos reconocemos el origen africano de esta música…mezcla de razas y sonidos en el crisol de Nueva Orleans y el sur de USA: Louisiana, Kansas, Georgia, Alabama, Tennessee…ahí pudo y supo mezclarse con los universos latinos –españoles- y franceses…surgen las marching bands y el spanish tinge del que ya nos habla Duke Ellintong, algo que se reconoce en muchos rags. Cuba, las Antillas y el blues son otros de los vectores que hicieron crecer este suflé.
Fue desde el principio melting-pot, mezcla, fusión…ahí comienza este libro (ya en su tercera generación) es el punto inicial, en el que se sientan las bases rítmicas y armónicas de este estilo musical – góspel, blues, worksongs– el paso por el crisol de culturas que era Nueva Orleans antes de los años veinte y la emigración hacia el norte – Chicago- al este – Nueva York- y al oeste- Kansas y después Los Ángeles.
En la pelea con otras ideas musicales el Jazz crece y se hace swing, be-bop, hard-bop, jazz–rock con Miles Davis, jazz de cámara con el Modern Jazz Qtet. New Thing con Coltrane, Free-jazz con Ornette Coleman…y así sigue, engullendo otras tendencias y otros sonidos…
Esto (que no es poco) nos cuenta de forma muy clara y amena Ricard Gili: personajes, estilos, instrumentos fundamentales…dedica un tercio del libro a hablar del Jazz desde 1950, con un punto de inflexión con el Be-Bop en su punto álgido: Parker, Gillespie, Monk, Mingus. que le saca definitivamente de las salas de baile, le africaniza más si cabe y le sumerge en los clubes, ahí sigue, es su mejor hábitat aunque no desdeña las grandes salas sinfónicas de los auditorios del mundo.
Completa el libro una extensa bibliografía, discografía, que hará las delicias de quienes tienen que empezar a poner en marcha una discoteca (jejeje…ahora sería docuteca) de jazz y dispone de una documentación gráfica muy interesante.
Un punto de inicio muy interesante para el aficionado español que comience y antes de pasar a publicaciones más especializadas, quizá alusiones a la contribución europea al jazz en cada época hubiera sido un buen complemento.
En librerías seguro que es fácil de encontrar y si no: www.redbookediciones.com
____________________________